El 2020 trajo consigo muchos cambios abruptos que hicieron que muchas de nuestras actividades se detuvieran por completo y que nos llevaron a replantearnos muchos objetivos y caminos. Siendo conscientes de que, en circunstancias complejas los retos son mayores, no es menos cierto que estos desafíos pueden ser mas apasionantes y llevar a cambios más disruptivos.
Así es como hemos vivido este I Congreso de Liderazgo Iberoamericano. Una oportunidad nacida de la experiencia de los programas realizados por la Fundación Pablo VI en ediciones anteriores, para seguir potenciando un liderazgo orientado al desarrollo de proyectos de innovación, sostenibilidad y emprendimiento, con base humanista y en la búsqueda del bien común, y para generar encuentros entre nuestros líderes en potencia, con un sentir único: la Conexión Iberoamericana.
Somos talento en crecimiento. Estos espacios nos permiten reforzar, no solo nuestros conocimientos y experiencias, sino también nuestros anhelos, nuestra comunicación y los vínculos con personas de distintas partes del mundo. Y es así como podemos dirigir una nueva cultura de ideas, valores y voluntades. Por tanto, a pesar de la época de inseguridades, incertidumbres y miedos que vivimos, este Congreso no ha podido ser más oportuno para crear, planificar y conservar con una mirada proyectiva, todo aquello que vale la pena para hacer más fuerte y humana nuestra sociedad.
Muchas veces pensamos que el camino que hemos escogido no es suficiente para lo que buscamos y nos olvidamos de algo esencial: disfrutar de él. En ese camino no es solamente importante la meta sino el proceso del viaje, en el que se adquiere experiencia, fortaleza y aprendizaje. Este viaje que se inició con el Congreso de Liderazgo ha sido un ejemplo: un camino iniciado con la ilusión y ganas de llegar a más personas y hacerlas partícipes de este sueño llamado RELID, conscientes de que solos no podemos, pero que juntos no hay límites. Por eso, decidimos unirnos con una conexión especial: la Conexión Iberoamericana.
A lo largo de estas tres semanas de duración hemos podido escuchar y compartir un mensaje común entre todos los ponentes: que el cambio debe comenzar primero en uno, y que, si no comenzamos a hacerlo hoy en nosotros, ese cambio no llegará nunca.
Por eso, aunque no lo creamos, acciones cotidianas, como el consumo responsable en el hogar, las propuestas de optimización en el trabajo, una relación con la tecnología que genere menor impacto medioambiental, una coherencia y responsabilidad entre lo que somos y lo que hacemos, hacen que grano a grano esa transformación se vaya produciendo.
Este Congreso nos enseñó, además, que no estamos solos en este deseo de transformar la realidad, sino que somos muchas personas las que deseamos, como un solo corazón latiendo, que ese proceso disruptivo se produzca.
Por eso te animamos a creer y unirte a este latir iberoamericano. Desde cada rincón de nuestros países, todos los que formamos parte de esta Red estaremos contigo apoyándote y haciendo lo mismo, de modo que esa pequeña suma de esfuerzos hará de este un mundo mucho de lo que estaba ayer.
Diego Díez Pareja,
Coordinador de la Red de Liderazgo Iberoamericano para el Desarrollo