Foro de Encuentros Interdisciplinares sobre Liderazgo y mujer: “Querer cambiar las cosas con la visión de las mujeres es de justicia”

Cuatro mujeres líderes en áreas como la comunicación, la política, la empresa y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado han reclamado en el último Foro de Encuentros Interdisciplinares de la Fundación Pablo VI el lugar que le corresponde a la mujer en los altos puestos de responsabilidad. "No para mangonear, sino para liderar". Porque en una sociedad diseñada con la estructura mental del hombre, “querer cambiar las cosas con la visión de la mujer es de justicia”.

"Liderazgo y mujer" ha sido el título del Foro de Encuentros Interdisciplinares que se ha celebrado este jueves, 7 de marzo, enmarcado dentro del primer Programa de Formación en Liderazgo Iberoamericano y en la víspera del día de la mujer. Las 4 protagonistas han sido mujeres que han roto los techos de cristal en todos los ámbitos en los que han desarrollado su actividad, y no sin dificultad. Silvia Gil Cerdá, primera oficial que ha superado hasta el momento el durísimo acceso al Grupo de Rescate Especial de Intervención en Montaña, pertenece al 3 por ciento de altos cargos en un colectivo, el de la Guardia Civil, donde las mujeres solo representan un 7,27 por ciento. Desde su experiencia, “estar en minoría supone más presión” y más exigencia. Del mismo modo que ocurre en el ámbito de la empresa donde la mujer directiva es minoría, como el sector científico o tecnológico. Hasta hace poco éramos tratadas con una “actitud paternalista”, ha explicado Rosa García que llegó con 36 años a la dirección de Microsoft. Matemática de formación, la ex presidenta de Siemens ha sido una de pocas mujeres directivas que hay en nuestro país en un sector casi exclusivamente masculino como es el tecnológico. Y hoy las cifras siguen sin ser muy optimistas. En el último año, el porcentaje de mujeres en los consejos de administración de las empresas del IBEX ha bajado situándose en 108 mujeres frente a 455 hombres.

¿A qué se debe esto? Ana Oramas, diputada y portavoz de Coalición Canaria en el Congreso de los Diputados lo tiene claro. Hay barreras físicas y mentales y la sociedad sigue siendo eminentemente machista. “Yo siempre decía en política que la que vale llega, hasta que encuentras tu primer techo de cristal que, en mi caso, como en el de muchas mujeres fue la maternidad”. Gracias a las leyes de cuotas muchas llegamos a lugares donde no nos hubieran permitido estar. ¿Y qué significan las cuotas? Que salgan hombres. “No es una simpleza. La mujer tiene derecho a su cuota de poder y, por qué no, también a su cuota de mediocridad”, sin necesidad de que sea a ella siempre a la que se le exija un sobreesfuerzo.

En la misma línea, la periodista y empresaria Gloria Lomana impulsora de la consultora 50&50 para promover la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres en las empresas e instituciones, cree que hay que seguir reivindicando “lo que nos toca, que es la parte proporcional del poder. No porque queramos mangonear, como se nos atribuye a menudo, sino por cambiar las cosas. Es de justicia dar a las mujeres el poder de transformar la realidad”.

Hay muchos modelos en los que podemos mirarnos, ha continuado Silvia Gil Cerdá, que son aquellas mujeres que lucharon para lograr lo que hoy tenemos. “Las mujeres y los hombres busquemos debemos conocer nuestra propia historia y reconocer a las luchadoras que nos precedieron”.


Cambiar los roles

En este sobreesfuerzo de la mujer por querer ser reconocida se puede caer en el riesgo del estrés o la autoexigencia. Para evitar esto, Rosa García cree que es fundamental que la mujer deje de tener prejuicios contra sí misma y que las niñas luchen por lo que quieren ser, ya sea científica, astronauta o cineasta”.

Pero para ello es necesario cambiar los roles. “No puede ser, lamenta Ana Oramas, que la mujer sea siempre la que asuma el rol del cuidado, que tenga las pensiones más bajas y sufra más la pobreza”. Es por eso por lo que hay que llegar al poder. Porque, “las sociedades donde mandan las mujeres son más habitables, más amables y más orientadas a la innovación y al futuro”.

Un cambio de mentalidad, ha añadido la periodista Gloria Lomana, “en el que hay que implicar a los hombres. Esta lucha de las mujeres por la igualdad de oportunidades no podemos hacerla solas”. Por eso hay que evitar la confrontación y la tentación de monopolizar esta lucha desde determinadas ideologías.


El lenguaje inclusivo

La misma sensatez que debe imperar a la hora de utilizar el lenguaje inclusivo. “En este asunto hay tentación de caer en el absurdo”, afirma Ana Oramas, recordando episodios vividos en el Parlamento. Pero Silvia Gil lo considera necesario. Desde su experiencia en un colectivo dominado por hombres asegura que “ser nombradas significa existir”. La ex presidenta de Siemens va más allá y asegura que “el lenguaje solo es inclusivo si nuestro cerebro lo es”. Se trata, en definitiva, ha concluido Gloria Lomana, “de hacernos entender con energía, pero con pedagogía”

 

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