1 de cada 4 personas tendrán algún trastorno mental a lo largo de su vida. La Organización Mundial de la Salud habla de que los problemas de salud mental serán la principal causa de discapacidad en el mundo en 2030, con unas cifras que se han disparado por la COVID-19.
Es por eso, dicen los expertos, que la salud mental será la pandemia tras la pandemia, que, aunque aún no puede darse por concluida, ya está dejando importantes daños colaterales, muy especialmente en niños, adolescentes, personas en situación de exclusión social y sanitarios, que, en los últimos dos años, se han visto obligados a intensificar las peticiones de ayuda por problemas de ansiedad, angustia y adicciones.
Dentro de la serie de Foros de Encuentros Interdisciplinares, la Fundación Pablo VI ha reflexionado sobre este asunto con expertos que, desde diversas disciplinas (la psiquiatría, la pediatría, la bioética), han aportado, no solo cifras, sino también un análisis riguroso sobre las causas, las consecuencias y el abordaje de esta situación, que hoy colapsa un sistema ya desbordado antes de la crisis sanitaria: José Luis Carrasco, catedrático de Psiquiatría de la UCM y presidente de la Sociedad de Psiquiatría de Madrid; Montserrat Esquerda, pediatra, experta en prevención de suicidio y directora del Institut Borja de Bioètica; Manuela García Romero, vicepresidenta segunda de la Organización Médica Colegial; y Esteban Sánchez Moreno, sociólogo, director Instituto Universitario Desarrollo y Cooperación de la UCM.
Según datos del CIS, en España un 6,4 % de la población ha acudido a un profesional de la salud desde que se inició la pandemia, la mayoría de ellos por depresión (35,5%) o ansiedad (43,7%). Las cifras de suicidios están alcanzando niveles dramáticos, 3.941 en 2020 (la cifra más alta de la historia, según el INE), de los que 1.479 son jóvenes y adolescentes.
El catedrático de psiquiatría José Luis Carrasco ha alertado de que son cada vez más los casos de personas que están acudiendo a las consultas con situaciones de ansiedad y problemas de adicciones al consumo de ansiolíticos, pastillas para dormir, cannabis etc. Esta situación, que no vimos venir, ha generado muchísima angustia, y en los jóvenes fracaso escolar, enfrentamientos familiares, miedo e intentos de suicidio, “que se han multiplicado por 10”.
“Hemos dado una respuesta a la pandemia tal y como somos como sociedad y esta sociedad; y esta sociedad no está pensada para los niños”
Unos datos en los que ha incidido Montserrat Esquerda, pediatra, especializada en el ámbito de la salud mental infanto-juvenil de los Centros de San Juan de Dios en Lleida, haciendo especial hincapié en los trastornos de la alimentación intensificados por una mayor conexión a las redes sociales. “Es muy fácil analizar un fenómeno cuando ya ha sucedido y es muy difícil poderlo prever, pero creo que hemos dado una respuesta a la pandemia tal y como somos como sociedad; y esta sociedad no está pensada para los niños”. Por eso, la también experta en bioética, considera que algunas de las medidas tomadas (confinamientos severos, ausencia de alternativas para que los niños jueguen o se relacionen) puede haber acentuado problemas que ya existían y generado otros nuevos. Está claro, ha añadido la directora del Instituto Borja, que la pandemia, “al tensionar la realidad, ha mostrado con mayor claridad los fallos que nuestra sociedad ya tenía”.
Esteban Sánchez
“Con la pandemia han fallado todos los elementos básicos de protección social y el estado de bienestar y hay que hacer autocrítica”
Así, como señalan los informes de FOESSA sobre el impacto de la pandemia en las personas en situación de exclusión social, en cuya elaboración ha participado el sociólogo Esteban Sánchez, la incertidumbre vivida por los colectivos con mayor vulnerabilidad socioeconómica durante los meses en lo que el coronavirus paralizó el país se ha “solapado con la desigualdad”. Y eso perpetuará una “una crisis a largo plazo”, que no terminará con el fin de las restricciones o la vuelta a la normalidad.
Como Montserrat Esquerda, el director del Instituto Universitario de Desarrollo y Cooperación de la Universidad Complutense de Madrid cree que en esta crisis “han fallado todos los elementos básicos de la protección social”, especialmente los referidos al cuidado y se ha puesto en evidencia “un estado del bienestar que no estaba tan bien articulado como se creía”.
Manuela García Romero
Y los que cuidan, el personal sanitario y asistencial, vive, por esto mismo, en una situación límite. En los dos últimos años, el Programa de Atención Integral al Médico Enfermo (PAIME), que coordina Manuela García Romero, vicepresidenta segunda de la OMC, ha atendido a un 37 por ciento más de profesionales por problemas de salud mental, patologías adictivas, abuso de alcohol y otros tóxicos…, de modo que al burnout que ya se vivía como “la crisis oculta” en los profesionales de la salud antes del 2019, se ha sumado el impacto de tener que gestionar una auténtica “medicina de guerra” y soportar las consecuencias de la frustración y la confusión de la población ola tras ola. “Somos los mismos de los aplausos, pero ahora estamos más cansados física y mentalmente”, ha lamentado.
Después de recordar episodios recientes de sanitarios teniendo que salir escoltados por la policía al final de su jornada laboral para evitar las colas de gente indignada esperando sus test de antígenos, el catedrático de psiquiatría ha reconocido que, tras lo vivido a partir de marzo de 2020, son muchos los sanitarios que “necesitarán terapia” y algunos no podrán volver a tratar con pacientes.
José Luis Carrasco
“La Ley de Salud Mental es acientífica, deja a los pacientes desprotegidos”
Una Ley de Salud Mental de espaldas a la Ciencia
España es uno de los países con menor tasa de psiquiatras y psicólogos según la media de toda la Unión Europea (11 psiquiatras y 6 psicólogos clínicos por cada 100 mil habitantes). Y, sin embargo, el abordaje que se pretende dar frente esta situación es política, más que científica. Por eso, la Ley de Salud Mental que plantea el Gobierno ha generado un rechazo unánime de la comunidad médica, no solo por ser “acientífica” y estar redactada de “espaldas a la ciencia y la biomedicina”, sino también porque, en palabras de José Luis Carrasco, “deja desprotegidos a los pacientes”, a los que niega la posibilidad de recibir determinados medicamentos, cuando “hay una evidencia científica de que la medicación es eficaz”.
“Vamos a distribuir los recursos de manera asocial y a todo el que tenga un malestar cotidiano y eso al final es negar la enfermedad mental”. “Ya solamente el hecho de realizar una ley exclusivamente para los trastornos mentales es un estigma”, ha añadido el representante de la Sociedad de Psiquiatría de Madrid.
Montserrat Esquerda, por su parte, cree que la ley parte de ciertos “estereotipos y prejuicios” y confunde escenarios, cuando lo que se necesita “es muchísima más inversión en el sistema sanitario de atención primaria de salud mental” que, con ella, no se garantizan. Es este uno de los motivos, entre otras cuestiones, por el que muchas personas, ante situaciones desesperadas, confían en los “falsos terapeutas” que engañan principalmente a los más vulnerables. Los 4 han reconocido la existencia de todo un “mercadillo emocional” que actúa sin ningún rigor científico.
Para terminar, se ha querido poner en contexto el problema de la salud mental en un mundo que se aleja de la trascendencia y que tiene cada vez menos referentes. “Se nos ha tratado como a niños”, y “no se nos ha hecho entender que somos vulnerables y que esto nos puede volver a pasar”, ha lamentado Carrasco apelando a un refuerzo de la espiritualidad. Esteban Sánchez ha recordado que nuestra sociedad tiende a la individualización y “se olvida de la comunidad”, una dirección cuyas consecuencias ya pueden verse; y Montserrat Esquerda, por su parte, ha lamentado que vivamos en una sociedad que “ha pasado de tener como referentes a héroes y mártires a influencers y famosillos”. En su opinión, “es imposible construir una sociedad madura sin tener un ideal de lo ejemplar”, ha concluido.