La Fundación Pablo VI acogió el día 11 de junio la Asamblea final de la fase diocesana del Sínodo de la Iglesia española. Más de 600 personas de todos los ámbitos eclesiales (58 obispos, 80 sacerdotes, 360 laicos, más de un centenar de representantes de la vida consagrada, representantes de asociaciones y movimientos eclesiales, miembros del diaconado permanente y de otras confesiones religiosas) se dieron cita en una jornada que sirvió para poner en común los trabajos que, desde el pasado 17 de octubre de 2021, fecha en la que comenzó este recorrido sinodal, ha implicado a unas 220 mil personas de todas las diócesis españolas con el lema “Por una Iglesia Sinodal: Comunión, Participación y Misión”.
El Cardenal Carlos Osoro, Arzobispo de Madrid, fue el primero en dar la bienvenida a un abarrotado auditorio a quien agradeció muy especialmente su presencia. “Ninguna comunidad de naciones puede proponer un camino compartido salvo la Iglesia”, les dijo. “Queremos hacer un camino juntos y ver cómo cada uno tiene algo que aportar, cómo nos escuchamos y cómo todos escuchamos al Espíritu Santo”, que nos llama a “unirnos a toda la humanidad, pues compartimos con ella los gozos y las esperanzas”, señaló, citando al Concilio Vaticano II.
El siguiente en tomar la palabra fue el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Cardenal Juan José Omella, que quiso recordar las tres palabras que el Papa “ha puesto en el navegador” para celebrar este Sínodo: “encontrarse, escucharse y discernir”. Eso es lo que hemos hecho y seguiremos haciendo en un proceso “que no es un momento, sino un camino”. No olvidemos, dijo, que “la Iglesia tiene nombre de Sínodo, en camino, todos juntos, pero es camino largo”.
Tras el saludo de Omella, tomó la palabra el Nuncio Apostólico en España, Mons. Bernardito Auza, que agradeció la amplia participación de la Iglesia española en esta fase diocesana del Sínodo. De los frutos de este periodo también habló el cardenal Grech, secretario general del Sínodo de los obispos, que intervino telemáticamente en el acto. “El Papa es alérgico al pensamiento cerrado", dijo. “Escuchando el Espíritu, estamos escuchando a los hombres y mujeres de hoy".
Una vez concluida la bienvenida, se presentaron, con la ayuda testimonios y vídeos los trabajos de este proceso, desde las realidades concretas: congregaciones religiosas, educación, residencias de ancianos, los centros penitenciarios.
El documento final del proceso sinodal ahonda en cuestiones muy diversas. Se apuesta por la conversión personal y la proximidad para avanzar en la misión de la Iglesia, se resalta la importancia de conseguir una complementación adecuada entre el laicos, sacerdotes y consagrados y la necesidad de potenciar la formación continua de estas tres vocaciones. Un proceso que ha puesto el foco en el papel de los laicos, especialmente el de la mujer; en la realidad de los abusos sexuales y la mejor forma de afrontar sus daños, cómo repararlos y trabajar en que no se sigan produciendo; y en la potenciación de los ministerios laicales.
El amplísimo abanico de propuestas y voces escuchadas durante todos estos meses permite conocer otras inquietudes como la ordenación de mujeres, el celibato opcional o la mirada de la Iglesia sobre la diversidad.
La jornada finalizó con la solemne celebración de la Eucaristía, presidida por el Cardenal Juan José Omella, ante una imponente imagen de la Santísima Trinidad, en el día de su festividad. “La sinodalidad, bajo la guía del Espíritu Santo, propone un modo de hacer que busca conjugar las diferencias a partir de la escucha sincera”. Volviendo a recordar los tres verbos “encontrar, escuchar y discernir”, Omella explicó las tres acciones que deben “marcan un estilo de ser y de estar en la Iglesia y en el mundo. Escuchemos a los demás con el corazón y discernamos, con la ayuda del Espíritu, qué nos pide el Señor hoy, aquí y ahora”. El arzobispo de Barcelona concluyó recordando que “no hay verdadera evangelización sin comunión” y pidiendo que “este proceso que hemos iniciado no se acabe".
Tras la celebración de la Santa Misa, el secretario general de la CEE, Monseñor Luis Argüello, concluyó el acto pidiendo a los asistentes que salgar “a los caminos para escuchar y acompañar, sin que nos desanimen las dificultades” e invitando a todos a conseguir que la Iglesia sea “un signo vivo y testimonio de paz y libertad”.
Las propuestas, recogidas por la Iglesia española y entregadas al Cardenal Juan José Omella por el equipo sinodal, compuesto por laicos, consagrados, sacerdotes y obispos, serán enviadas a la Secretaría General del Sínodo, de cara a la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que se celebrará en octubre de 2023 en el Vaticano.