
Centenario de la Cátedra Martín Patino: la necesidad de recuperar espacios de diálogo de la Iglesia con el mundo
Juan María Laboa y José Francisco Serrano reivindican en papel de la Iglesia en la Transición española
Juan María Laboa: "quizá haya que ir pensando en un Sínodo de la Iglesia española"
José Francisco Serrano Oceja: "echo de menos debates públicos de la Iglesia con la sociedad que vayan más allá de la cuestión de las identidades"
Se cumplen 100 años del nacimiento de José María Martín Patino, y la Cátedra de la Cultura del Encuentro que lleva su nombre en la Universidad Pontificia Comillas, junto a la Fundación Pablo VI han organizado un ciclo de coloquios para recordar el esfuerzo por el diálogo que promovió este sacerdote jesuita, actor decisivo en la Transición Española. Este miércoles, 19 de marzo, en la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales de la Universidad, el historiador y sacerdote Juan María Laboa; y José Francisco Serrano Oceja, periodista, han reflexionado sobre el papel de la Iglesia postconciliar en la Transición, en un coloquio moderado por la profesora María Luisa Estévez López.
Cada uno desde su ámbito de estudio y momento histórico han insistido en la necesidad, frente a los relatos paralelos, de reivindicar ese trabajo de la Iglesia que sale del Concilio Vaticano II de construir puentes para alcanzar la reconciliación entre españoles, que tuvo en José María Martín Patino a su mayo impulsor.
Juan María Laboa, historiador y sacerdote
El sacerdote, nombrado en 1972 provicario general de la Archidiócesis de Madrid por el cardenal Tarancón, así como secretario del Arzobispo cuando éste asumió el cargo de presidente de la Conferencia Episcopal Española, fue uno de los facilitadores de esa transición religiosa en España como paso fundamental para una transición política. Suya fue la iniciativa de esos almuerzos para facilitar el encuentro del cardenal con políticos como Suárez, Felipe González, Carrillo y otros tantos representantes tanto de la izquierda como la derecha. Y suyos fueron también algunos de los textos y documentos que han pasado a la historia, como la famosa “homilía de la Corona”, en la que decía, entre otras cosas, que “la Iglesia no patrocina ninguna forma ni ideología política y si alguien utiliza su nombre para cubrir sus banderías, está usurpándolo manifiestamente” (en una clara referencia a la separación de la Iglesia de la política y un llamamiento a evitar cualquier tentación del uso político de la religión). Sin embargo, apunta Juan Mari Laboa, este llamamiento a una revisión sobre el papel de la Iglesia en su relación con el régimen ya partió desde los primeros años de la posguerra española, cuando sacerdotes, laicos y teólogos, algunos de ellos prohibidos en España, empiezan a reclamar que la Iglesia hiciera también su propia transición y que abundara más en el ejercicio de la caridad que en los ejercicios del poder. De esta manera, indica Laboa, los católicos que fueron “por delante del episcopado” acabaron generando un proceso de conversión también en la propia Iglesia.
José Francisco Serrano Oceja, catedrático de Periodismo de la Universidad San Pablo CEU
Una época y un proceso que, como intenta José Francisco Serrano Oceja en su libro “Iglesia y poder en España” ha de ser reivindicado frente a un relato que se empieza a imponer y que habla de una “transición mentirosa”. En dicho libro traza una profunda descripción de aquellas "redes de amistad" que condicionaban la relación de la Iglesia con el poder en aquellos años. Hoy la influencia de la Iglesia en la sociedad es mucho menor, es un actor menos decisivo, dice. Pero, paralelamente, se está produciendo un “clericalismo e integrismo” al que no se está sabiendo dar respuesta, sumidos como estamos en los debates sobre las identidades. En su intervención reconoció echar de menos, por un lado, más espacios de encuentro de diálogo público de la Iglesia con la sociedad; y, por otra parte, documentos pastorales desde la propia Conferencia Episcopal que hablen de cómo responder y atender a las múltiples ofertas de búsqueda de sentido que proliferan.
Quizá, concluyó Juan María Laboa, haya que ir pensando en un Sínodo de la Iglesia española para atender a los problemas que ésta tiene de verdad.