Fruto del trabajo realizado a lo largo de estos dos años en el Seminario ¿Cómo responde Europa?, se formula un manifiesto en el que se busca, no solo establecer unas conclusiones, sino también una guía que ayude a abordar los retos que Europa tiene que acometer para su sostenibilidad económica, financiera y tecnológica redunden en el bienestar de los europeos, en el bien común y que facilite esa transformación del trabajo a la que estamos abocados.
Así lo plantea José Manuel González-Páramo, economista y uno de los miembros del Comité director de este Seminario, que ha contado durante dos años con expertos de diferentes ámbitos para analizar la respuesta de Europa a la revolución digital y a los cambios en el trabajo.
Aunque a lo largo de estos 70 años el modelo europeo ha dado paz y armonía a Europa, hoy se enfrenta a múltiples amenazas: la falta de madurez demográfica, la polarización política y las pulsiones proteccionistas. Pero hay uno “específicamente europeo·, al que señala Páramo, que es “la disminución de la productividad”. En este sentido, la crisis que se abrió con el Brexit, los avances de una inteligencia artificial que se desarrolla principalmente de Europa, la transición energética, y la dependencia defensiva de Estados Unidos, están situando a la UE en una situación de desventaja competitiva, que exige cambios y una mejor gobernanza. Para ello, reclama Páramo, se necesitan liderazgos, mayor eficiencia y rapidez en la burocracia y las negociaciones, y recursos financieros. “Y aquí se da la inmensa paradoja de que Europa es muy rica y sigue siéndolo, ─tiene nada menos que 37 billones de recursos en activos─, pero no es capaz de movilizarlos con facilidad y una buena parte acaban yéndose o siendo invertidos fuera de Europa por la fragmentación de los mercados financieros y por la falta de productos paneuropeos de ahorro”. Modificar esto, concluye Páramo, es fundamental para seguir haciendo de Europa esa comunidad de referencia para abordar de manera sostenible, ética y eficaz los retos.