El parlamento navarro y el vasco aprobaron por unanimidad en 2018 el Modelo Inclusivo Participativo de Empresa (MIPE) para implantar en estas dos comunidades un modelo de empresa con valores humanistas que sea capaz de integrar a los trabajadores y desarrolle a cada ser humano para su propio beneficio y el de los demás. Después de este logro, la Fundación Arizmendiarrieta continúa con su misión de expandir las virtudes de la experiencia cooperativista de Mondragón y llevará una propuesta de ley al Congreso para ampliar el modelo MIPE a toda España. “La experiencia de Mondragón demuestra que la aplicación del humanismo cristiano conduce al éxito empresarial”, aseguraba Juan Manuel Sinde, en la presentación del libro “Los Orígenes de la Experiencia Cooperativa de Mondragón”, escrito por José Antonio Fernández Lombera y Agustín González Enciso y presentado en la Fundación Pablo VI.
En la actualidad, la Corporación Mondragon es un grupo empresarial de unas 100 cooperativas y se considera la más grande del mundo de tipo industrial.
Juan Manuel Sinde, presidente de la Fundación Arizmendiarrieta
Los Orígenes de la Experiencia Cooperativa de Mondragón
Este modelo empresarial en el que se pone a la persona en el centro, y trata de mejorar la vida de los trabajadores de una forma integral, tiene sus orígenes en la experiencia cooperativa de Mondragón y las ideas y el trabajo inspirador del padre Arizmendiarrieta.
En 1941, José María Arizmendiarrieta llega a su primer destino de sacerdote como coadjuntor en la parroquia de San Juan Bautista en Arrasate, Mondragón. “¿Qué se encuentra? Un pueblo desestructurado socialmente. Acabada la guerra en 1939, la situación es muy precaria. Hambre, escasez, racionamiento, desnutrición…el rencor aumenta entre los vecinos que se dividen entre vencedores y vencidos. Fijémonos en qué situación llega este hombre a este pueblo y aun así, es capaz de aglutinar al 80% de la juventud, que, cuando vaya creciendo, supone el 80% del pueblo”, explicaba José Antonio Fernández Lombera, coautor del libro y encargado de escribir la parte biográfica y resaltar la figura de Arizmendiarrieta. Lombera califica al sacerdote de gran sociólogo, aunque no tenía tales estudios, pero conocía muy bien “los grupos humanos”. El padre aglutinó a los jóvenes alrededor de las clases de aprendizaje de oficios los sábados por la tarde. Hizo una gran labor de educación, especialmente humana. Su máxima era “socializar el saber para democratizar el poder”. De entre estos jóvenes saldrán los cinco que crearon la primera cooperativa de Mondragón bajo las siglas de ULGOR. “Aquello echa a andar y es una bola que no para y sigue rodando hasta hoy”, apuntaba Fernández Lombera.
El cooperativismo como modelo de empresa de valores humanistas
Arizmendiarrieta inspiró a estos cinco jóvenes para que emprendieran una aventura, la de crear una empresa en la que se buscara, no el rédito del capital, sino el desarrollo integral de la persona, su mejora de vida en todos los sentidos y el enriquecimiento de la sociedad gracias a una inversión de las ganancias en mejorar el entorno. Así, llegaron a la conclusión de que el cooperativismo, en donde los dueños y los trabajadores de la empresa son los mismos, era el mejor modelo para conseguir su objetivo. Para vivir las ideas cooperativistas se necesita creer en la dignidad de las personas, la idea fundamental de la Doctrina Social de la Iglesia.
Conocer a José María Arizmendiarrieta les cambió la vida
Agustín González Enciso es el autor de la segunda parte del libro donde se pone en valor las aportaciones testimoniales de tantas personas que conocieron a Arizmendiarrieta y colaboraron durante los primeros años en la cooperativa de Mondragón. El sacerdote no sólo quería transformar empresas sino la sociedad a través de un cambio de mentalidad de los jóvenes. Y encontró tierra fértil.
Antonio Cancelo, ex presidente de la corporación Mondragón y creador de Eroski, recuerda las enseñanzas de José María. “Era un pensamiento transformador. Nunca hablaba para hablar, hablaba para transformar. Lo que plantea José María y hereda Mondragón es poner al ser humano en el eje de la empresa y en el desarrollo de la economía”. Una idea que lleva al principio de igualdad.
Pedro Mendieta, de la cooperativa Copreci, recuerda las palabras de José María que más le impactaron. “Eso de somos imperfectos, pero perfectibles. Capaces de transformarnos a nosotros mismos y transformar cuanto nos rodea. Eso dicho así es muy bonito, pero hace falta estar preparado, capacitado y para eso cada vez hay que saber más y hay que tener una formación permanente”. Unas palabras con las que Arizmendiarrieta ponía en valor la importancia de la formación para impregnarse poco a poco de esos valores humanos del cooperativismo.
Juan Mari Concha, de la cooperativa Urssa, destaca el pensamiento humanista y los principios de la Doctrina Social de la Iglesia del padre José María. “Antes las personas que las cooperativas”. Hay que aprender a vivir para los demás y superar el egoísmo natural.
Todos los entrevistados para escribir el libro “Los Orígenes de la Experiencia Cooperativa de Mondragón” y para el vídeo “Orígenes y extensión del legado de Arizmendiarrieta” coinciden en que todas estas ideas, en su momento revolucionarias, les atrajeron mucho más que trabajar en la empresa tradicional y esta decisión cambió sus vidas.
Presentación del libro “Los Orígenes de la Experiencia Cooperativa de Mondragón”
Dos fundaciones unidas por la Doctrina Social de la Iglesia
El director general de la Fundación Pablo VI, Jesús Avezuela, quiso poner en valor la conexión entre la Fundación Arizmendiarrieta y la Fundación Pablo VI. Tanto el Cardenal Herrera Oria como el padre José María, las dos principales figuras de estas fundaciones, bebieron de la Doctrina Social de la Iglesia. “La DSI nos ha ayudado a comprender las realidades sociales, las transformaciones del mundo, económicas y que ahora pone en valor el Papa León XIV”.
Conoce más sobre el modelo cooperativo de Mondragón y la DSI en este enlace.