Pausada, comedida, de argumentación rápida y certera, dicen de ella que es una mujer comprometida y una cabeza política muy completa que apuesta por los consensos frente a los personalismos en los asuntos de Estado. Elena Valenciano fue la primera mujer en ocupar el cargo de Vicesecretaria General del Partido Socialista durante la etapa de Alfredo Pérez Rubalcaba, hasta que pasó en el año 2014 a ser eurodiputada del Parlamento Europeo. Actualmente es la presidenta de la Fundación Mujeres y Consejera Electiva de Estado. La Unión Europea, los derechos humanos y los de las mujeres han sido sus principales banderas políticas a lo largo de su carrera política. En esta entrevista para La Gran Pregunta puso de manifiesto su desazón por la falta de deliberación interna en los partidos, frente a los personalismos y la imposición del pensamiento único. Habló también de la división en el feminismo por ese intento de equiparar los derechos todavía por conquistar de las mujeres, con los de aquellos que quieren decidir ser mujeres en función de su voluntad. Y abordó, además, la crisis migratoria y los nacionalismos en Europa, entre otras muchas cuestiones.
P.- ¿Cuánto se ha avanzado en las sociedades occidentales en la lucha por los derechos de las mujeres y cuánto queda por hacer?
R.- Siempre digo que la lucha por los derechos de las mujeres se puede ver como un vaso medio lleno o medio vacío. Yo prefiero verlo como un vaso lleno, pero en realidad, si trazas una línea de la historia de la Humanidad y te colocas donde empezó esta lucha, es muy reciente en términos históricos; por lo que yo creo que hemos avanzado mucho para el poco tiempo que llevamos peleando. Por otro lado, si piensas en la vida cotidiana de una mujer hay cuestiones en las que se ha avanzado muy poco puesto que hay muchos elementos que siguen siendo más difíciles para las mujeres que para los hombres.
P.- ¿Por qué, a pesar de esa necesidad de seguir luchando, el colectivo de mujeres sale el 8 de marzo tan dividido?
R.- En el movimiento feminista siempre ha habido matices porque es un movimiento plural. Pero se puede decir que, en los últimos años, se han marcado más las discrepancias que los elementos que nos unen. Eso, para mí, es bastante desgraciado. Porque aceptando que cada mujer puede entender la lucha por sus derechos de una manera distinta, es evidente que necesitamos ponernos de acuerdo en agendas comunes que sean útiles. Creo que, desde este Gobierno, con la presencia de Podemos en el Ministerio de Igualdad, se ha favorecido más la lucha por la diversidad que la lucha por la igualdad y para mí son ambas compatibles. Pero creo que la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres es la central, puesto que es la de la mitad de la población frente a la otra mitad. Por eso, las mujeres necesitamos estar unidas en muchísimas cosas más allá de posiciones ideológicas.
“Hay muchísimos elementos de la vida cotidiana que hacen que la vida sea más difícil para las mujeres que para los hombres”
P.- Uno de los principales motivos de fricción en el movimiento feminista ha sido la llama Ley Trans. ¿Cómo la valoráis desde la Fundación Mujeres?
R.- Para nosotras, las mujeres somos el sujeto político del feminismo. Por el hecho de nacer con nuestro sexo venimos acompañadas por una mochila de discriminación histórica de la que es responsable el conjunto de la sociedad, por la forma en la que está constituida. Luego, además, hay otras luchas perfectamente legítimas de muchísimos grupos minoritarios que requieren atención especial. Ahora bien, no estamos de acuerdo en tratar de sustituir al sujeto político mujeres por el sujeto político del que decida ser mujer en función de su voluntad, puesto que, como ya estamos viendo, se producen muchas veces efectos indeseados.
“No estoy de acuerdo con tratar de sustituir el sujeto político mujeres por el sujeto político del que decida ser mujer en función de su voluntad”
P.- ¿Se está haciendo un uso fraudulento de la Ley trans?
R.- Absolutamente. Nosotras habíamos advertido ya de algunas de estas trampas que podían producirse y, visto el desarrollo de la ley, tal vez hay algunos elementos que corregir. Por ejemplo, el tema del deporte es uno de los más sensibles y si hablas con mujeres deportistas te dirán que, a este paso, los podios van a ser todos masculinos o transfemeninos, restándoles importancia a ellas. La ley debe corregirse, por tanto, en aquellos aspectos que son claramente lesivos y que, efectivamente, constituyen un fraude por parte de gente que se aprovecha de la laxitud de la ley. Pero en el tema del deporte, además, hay que tener mayor cuidado porque ya estamos viendo el problema serio que está generando en muchas disciplinas, como la natación. Prácticamente ya no hay nadadoras que puedan competir con todos estos que han transicionado, porque, aunque lo hayan hecho hace tiempo, es evidente que su desarrollo físico como varones no es el mismo que el de una mujer.
P.- También falta unanimidad dentro del feminismo en el tema de la abolición de la prostitución, ¿cuál es tu posición?
R.- Históricamente el feminismo ha sido abolicionista, porque las primeras feministas vieron que las mujeres que ejercían la prostitución eran esclavas. El comercio del cuerpo de las mujeres es algo que no debería existir y no puede ser que los niños, niñas y adolescentes sepan desde muy pequeños, que las mujeres que son, al fin y al cabo, sus compañeras de pupitre, son alquilables o comprables. La prostitución va en contra completamente de la dignidad de la mujer y es, además, algo muy violento. Hay una parte del feminismo y gran parte del movimiento trans que es favorable a lo que ellos llaman la regulación del trabajo sexual y que aquel que quiera ejercer ese trabajo que lo haga. Pero la verdad es que, si analizas la realidad de quiénes son las mujeres que ejercen la prostitución en nuestro país, vemos que el 80 y tantos por ciento son víctimas de la trata de seres humanos –normalmente mujeres vulnerables que vienen del extranjero (a veces engañadas, a veces no) que ejercen ese trabajo porque necesitan recursos económicos y no tienen otra manera de conseguirlos-. No estamos hablando de si una mujer individualmente quiere ejercer libremente la prostitución. Estamos hablando de su ejercicio mayoritario y del consumo exagerado de la prostitución que hay en España, que es uno de los países del mundo donde más prostitución se consume.
“España es uno de los países del mundo donde más prostitución se consume”
P.- En cada cultura el tratamiento de la mujer es distinto ¿Cómo compatibilizar el respeto a la cultura con el respeto a los derechos de la mujer? ¿Hasta dónde debemos de llegar en cada caso?
R.- Es un tema muy delicado. Para no equivocarme yo procuro escuchar lo que dicen las mujeres feministas de esas culturas, y a aquellas que luchan por sus derechos y apoyo lo que ellas dicen. Es muy difícil desde fuera tratar de imponer una determinada ideología o visión del mundo, pero si nosotros hubiéramos respetado a pies juntillas nuestra cultura, que es claramente patriarcal, no estaríamos donde estamos. La mayor parte de las mujeres que pelean por sus derechos viven bajo culturas patriarcales. Así que cuando me preguntan, por ejemplo, por el velo, digo, ¿qué dicen las mujeres feministas iraníes? Pues yo estoy con ellas. ¿Qué dicen las mujeres feministas nigerianas? Pues yo estoy con ellas. O sea, no me confundo porque estoy al lado de aquellas que saben de lo que hablan.
P.- Conoces bien Europa ya que fuiste eurodiputada durante dos legislaturas y pasaste muchos años haciendo el trayecto Madrid, Bruselas. ¿Es correcta la posición de la Unión Europea en la guerra de Ucrania?
R.- La Unión Europea ha abandonado una infancia feliz y la guerra de Ucrania ha venido a sacudir una Arcadia en la que pensábamos que nunca más iba a haber guerra. Probablemente nos hemos equivocado mucho en nuestras relaciones con la Federación Rusa y con Putin en particular. Pero creo que la respuesta a la invasión rusa de Ucrania ha sido la correcta, además de que ha habido una enorme capacidad para actuar juntos. Espero que podamos sostenerla en el tiempo, porque si no, desde luego los que más se juegan en esto son los ucranianos.
P.- ¿Y la respuesta ante el conflicto de Israel y Gaza?
R.- En la respuesta al conflicto de Israel y Gaza llevamos muchos años equivocándonos, al permitir un statu quo no solo de la enorme presión de Israel sobre los territorios palestinos, sino también de lo que estaba sucediendo dentro de los propios territorios palestinos, en los que hemos permitido crecer a Hamás siendo una organización muy criminal. Hemos permitido que esta organización se haga un espacio frente a la Autoridad Palestina. Todo eso ha sido dejación de nuestra responsabilidad, y ahora estamos demostrando una incapacidad absoluta para detener lo que está siendo una carnicería.
“En el conflicto Israel- Gaza estamos demostrado una incapacidad absoluta para detener lo que está siendo una carnicería”
P.- Decía Ignasi Guardans en un seminario en la Fundación Pablo VI, que los mayores peligros para Europa están dentro de la Unión, mucho más que fuera ¿Compartes esta visión?
R.- De alguna manera sí. En este mundo multipolar es muy importante que tengamos las cosas claras dentro, porque en el contexto mundial en realidad nosotros somos una hormiguita, no somos casi nada. Y ciertamente uno de los problemas mayores que tenemos es cómo nos organizamos dentro. Por eso, debemos estar convencidos de que unidos, aunque sea en la diversidad, vamos a pintar algo en el contexto mundial. Porque, de lo contrario, realmente tenemos muy pocas posibilidades de que se oiga nuestra voz.
P.- Ese “unidos en la diversidad”, me lleva al tema de los nacionalismos y Europa. ¿Compatibles o enemigos?
R.- Desde luego, no amigos. Compatibles en la medida en que existen y hay que darles espacio, pero la Unión Europea se ha construido contra los nacionalismos que destruyeron Europa. Eso es así. Es el nacionalismo el que destruyó Europa y es contra ese nacionalismo excluyente como hemos ido construyendo desde hace 70 años. Esta Unión Europea, en la que siguen existiendo nacionalismos de muchos tipos a los que hay que dar un espacio, trata de todo lo contrario. Trata de diluirnos en una unión política, económica, probablemente también de seguridad -que ahora mismo no tenemos-, energética y digital que nos haga suficientemente fuertes como para competir en un mundo en el que nadie va a esperarnos. Es decir que, o aparecemos nosotros con nuestras propuestas, con nuestros valores y con nuestra fuerza, o nos van a pasar por encima.
P.- Te hemos visto durante muchas intervenciones en el Parlamento Europeo hacer unas férreas declaraciones, siempre muy contundentes y valientes, en la defensa de los de los migrantes. ¿Dónde está Europa en la defensa de los Derechos Humanos en este sentido? ¿Crees que la solución pasa por una especie de Plan Marshall de ayuda en origen?
R.- No tenemos política de migración, en realidad. Por más que se hacen intentos, no hay una política de migración común y cada uno se las compone como mejor puede y le toca. Yo creo que hemos perdido muchísima legitimidad y autoridad frente al mundo por cómo tratamos a los migrantes y refugiados, y en los libros de historia aparecerá como una enorme irresponsabilidad de los países ricos frente a todos aquellos que son incapaces de mantener a su población dentro porque no tienen manera de alimentar, o, al menos, de dar una mejor vida a sus poblaciones. Creo que la tierra es de todos y que simplemente hay que organizarse. Me parece intolerable que sociedades como las nuestras permitan el volumen de muertos que tenemos todos los años en el Mediterráneo o en nuestra frontera sur.
“Creo que Europa ha perdido muchísima legitimidad y autoridad frente al mundo por cómo tratamos a los migrantes y refugiados”
P.- Has estado en la primera línea de la política nacional, siendo Vicesecretaria General del Partido Socialista Obrero Español con Alfredo Pérez Rubalcaba y, en el año 2016, favoreciste, con la abstención, el gobierno en minoría de Rajoy, por “responsabilidad”, como tú misma dijiste ¿Cómo es posible que los dos grandes partidos sean incapaces ahora de llegar a acuerdos?
R.- Aquello fue un gran cisma en el Partido Socialista.
P.- Te generó problemas.
R.- Claro, sí. Nosotros en aquel momento entendimos que una repetición electoral no era razonable para el país. Tampoco lo era para el PSOE, que hubiera tenido un resultado muchísimo peor, por lo que pensamos que la abstención para que gobernara Rajoy era lo mejor para el país. Desgraciadamente, no fue muy bien entendido ni por una parte del PSOE ni por parte del PP, que ha tenido ocasión después de devolvernos ese gesto y no lo ha hecho. Creo que ahora estamos en una sociedad mucho más polarizada y mucho más individual, donde el trabajo común aparece como un poco ridículo y parece que hubiera que levantar muros sistemáticamente. Pero, en realidad, este país solo funcionará cuando los grandes asuntos que están todavía pendientes de resolver se acuerden entre los grandes partidos. Es muy difícil que se avance en aquellos asuntos que de verdad competen a la inmensa mayoría sin grandes acuerdos.
P.- ¿Crees que el pacto con la derecha independentista es una cuestión única y exclusivamente de intereses y de votos o responde a algo más?
R.- Quiero pensar que detrás hay un proyecto de ir desactivando al independentismo, pero no estoy segura de que esta sea la mejor manera. Ojalá me equivoque y esta amnistía, que a mí no me gusta nada, consiga el objetivo de ir desmontando las piezas de un independentismo que considero nefasto para España, sobre todo el independentismo de un partido supremacista como Junts. Pero en realidad lo que creo es que lo hemos hecho porque necesitábamos sus votos.
“Este país solo funcionará cuando los grandes asuntos que están todavía pendientes de resolver se acuerden entre los grandes partidos”
P.- Una de las cosas que lamentan los políticos más veteranos es la falta de deliberación interna en los partidos. ¿Crees que se está imponiendo en la política el pensamiento único?
R.- Es que estamos en un momento de política de hiperliderazgos. En el Partido Socialista, por ejemplo, que era un partido especialmente crítico donde había mucho debate interno, recuerdo que los periodistas que nos seguían siempre decían que era mucho más divertido seguir al PSOE que seguir al PP, por la cantidad de temas internos que salían. Es decir, nosotros siempre hemos sido un partido con un nivel muy importante de debate y de críticas y de sensibilidades, y creo que, en un momento dado, todos pensamos que las primarias iban a ser un instrumento excelente para democratizar la elección de los líderes. Pero, en el fondo, lo que han hecho ha sido construir liderazgos muy unipersonales y creo que eso no es bueno. En mi opinión, la democracia interna, es el mejor sistema de control de los partidos. Creo que es importante que se escuche a las personas que discrepan de algunas posiciones dentro del partido. Si nosotros queremos, como siempre hemos querido, que el Partido Socialista sea el partido que más se parece a la sociedad española, tenemos que hacer un partido plural, porque la sociedad española no es unívoca. Pero bueno, creo que esto tiene mucho que ver con los tiempos que vivimos y este es el momento de la política de los hiperliderazgos que acaban derivando en el pensamiento casi único. Y eso conduce irremediablemente a la polarización y a la falta de puentes.