14/01/2025
Foro de Encuentros Interdisciplinares con la presencia de Paolo Benanti.
Tomás Insúa: “es un falso espejismo creer que el cambio climático se resolverá con la reducción de la natalidad”
La Cumbre del Clima que se ha celebrado del 2 al 13 de diciembre en Madrid no ha cumplido las expectativas. Tras dos semanas de arduas negociaciones el resultado no ha sido el esperado por la falta de acuerdo entre los participantes, sobre la forma de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Sólo 84 países se han comprometido a presentar plantes más drásticos de cara al 2020 y ha fracasado la creación de un mercado de carbono internacional, uno de los grandes objetivos de la cita. Sin embargo, la COP 25 ha sido un revulsivo para la concienciación y movilización social, especialmente dentro de la Iglesia, que se ha unido en estos días con un lema único: “Católicos por el cuidado de la Casa Común”.
Una de las entidades impulsoras de esta movilización ha sido el Movimiento Católico Mundial por el Clima, cuyo responsable internacional, Tomás Insúa, ha participado muy activamente dentro y fuera de los actos centrales de la cumbre. Entre ellos, el foro que se celebró en la Fundación Pablo VI, el día 5 de diciembre, junto a otras entidades, la Marcha por el Clima, el día 6 de diciembre y la Eucaristía del día 8 de diciembre en la Basílica de San Francisco el Grande. El objetivo de este Movimiento, que empezó a gestarse en el año 2014, es llevar el mensaje de la Laudato Si’ por todo el mundo, a través de la sensibilización y la acción. Entre sus propuestas, está la campaña de descarbonización del modelo energético, para lo que han llevado a cabo, junto a más de 1000 instituciones en todo el mundo, una campaña de desinversión en combustibles fósiles.
¿Esperaba algo más el Movimiento Católico Mundial por el Clima de esta cumbre? ¿A qué conclusiones se ha llegado, en grandes líneas?
El Movimiento Católico Mundial por el Clima busca que existan siempre metas más ambiciosas en la reducción de emisiones y la implementación de medidas nacionales y locales para alcanzarlas. En la COP 25 se vivieron momentos de tensión, especialmente en la segunda semana, ya que parecía que no existiría ningún resultado positivo. El texto, evidentemente, es pobre frente al gran reto de esta grave crisis socio ambiental, pero al menos insta a los países a presentar sus planes de reducciones de emisiones en el 2020. Desde la sociedad civil, en cada uno de nuestros países, debemos ahora presionar a nuestras autoridades para mayores compromisos.
El movimiento Católico Mundial por el Clima nace inspirado en la Encíclica Laudato Si´ (Alabado Seas) del Papa Francisco. ¿Cuál es su misión?
La misión del MCMC es servir a la Iglesia en todo el mundo para poner en acción la Encíclica Laudato si' del Papa Francisco en favor de la justicia climática. Eso lo logramos mediante nuestra propia conversión ecológica, la transformación de nuestros estilos de vida y promoviendo políticas públicas.
¿Ha supuesto la Encíclica del Papa Francisco un antes y un después en este tema de la ecología dentro de la Iglesia? ¿O siempre ha estado ahí?
La Laudato Si’ del Papa Francisco claramente ha puesto los ojos de la Iglesia y el mundo sobre la ecología integral, puesto que una encíclica es el documento más importante que un pontífice puede escribir para poner de manifiesto la enseñanza de la Iglesia sobre un determinado tema. Pero si algo nos enseña justamente este documento, es que la ecología siempre ha sido parte de la Iglesia, su título mismo nos remonta a un hombre que vivió hace 800 años, y en sus primeros párrafos nos habla de cómo San Juan Pablo II o Benedicto XVI aportaron a este tema. Recordemos, por ejemplo, que a Benedicto XVI fue al primero al que se llamó “el Papa verde” por incluir temas de ecología en sus escritos.
“Tanto en España como en otros lugares del mundo, parece que hemos puesto nuestra ideología por delante de nuestra condición de cristianos. La Iglesia tiene clara su enseñanza respecto a la ecología o la economía”
Las iniciativas desarrolladas por colectivos católicos estos días en Madrid han generado sorpresa e, incluso, críticas desde algunos entornos, por considerar que la Iglesia se ha sumado a ideologías de izquierdas o movimientos antinatalistas o anticapitalistas ¿Por qué cree usted que sigue sucediendo esto, sobre todo en España?
Es una pena que el tema del cambio climático se encuentre tan politizado en España. Es un asunto que cuenta con el apoyo del consenso científico y que debe ser abordado por todos los espectros políticos en general, no por una determinada bandera política.
La Iglesia tiene clara su enseñanza respecto la ecología, la natalidad, la economía y la sociedad, sin ponerse en contradicción a sí misma. Lamentablemente, tanto en España como en otros lugares del mundo, parece que hemos puesto nuestra ideología por delante de nuestra condición de cristianos y queremos una Iglesia que se mueva conforme a nuestra visión del mundo, ya sea de izquierda o de derecha.
A la vez, en la calle, para muchos y, sobre todo, para los alejados, la Iglesia ha sido más evangelizadora que nunca. La pancarta “Católicos por el cuidado de la Casa Común” se ha percibido como Iglesia en salida por situarse en un ambiente nuevo y casi hostil hasta el momento. ¿Cree que a la Iglesia le hace falta pisar más la calle? La Iglesia es pionera en la lucha contra la pobreza. Pero ¿hay miedo aún a levantar la voz y unirse a los clamores y denuncias de la sociedad civil?
Me quedo con gestos y expresiones de felicidad de muchos jóvenes aquel día en la marcha al ver a religiosas caminando junto a ellos. Creo que ha sido un testimonio claramente evangelizador y no sabemos cuántos corazones se habrán movido a partir de aquel día. La Iglesia, conformada por cada uno de nosotros, no debe tener miedo a estar presente en diferentes espacios para llevar esa bonita propuesta del Evangelio que ilumina cada situación del ser humano. San Francisco no se quedó en Asís, salió a ver al sultán. Santa Teresa caminó por toda España abriendo monasterios. ¿Nosotros no saldremos a caminar?
¿El combate contra el cambio climático es necesariamente contrario al modelo económico actual?
El modelo económico actual, como lo sería cualquier otro, tiene claras faltas estructurales que deben ser cada vez más debatidas y cuestionadas, sobre todo si éstas son motivo de muerte, tanto por la injusticia social como climática. Por eso veo con mucho ánimo el encuentro en Asís en 2020 con jóvenes de todo el mundo para tener nuevas propuestas económicas.
¿Cree que la figura de Greta desdibuja o desvirtúa la verdadera urgencia, o por el contrario? También en la marcha, mensajes como el de Javier Bardem fueron muy criticados por su sectarismo y ataque hacia determinadas ideas políticas ¿Cree que este tipo de activismo divide?
Los activistas en todo el mundo hacen un fuerte llamamiento a la urgencia climática mediante diferentes metodologías. Nosotros, como católicos, hemos siempre de hacerlo con firmeza y respeto, prefiriendo siempre el diálogo y la unidad, “solos vamos más rápido, juntos llegamos más lejos”.
¿Qué opina de las tendencias que abogan por una reducción de la natalidad para combatir el cambio climático?
Es un falso espejismo creer que el cambio climático se resolverá con la reducción de la natalidad. Esta propuesta más bien pretende ocultar y distraer del verdadero problema, que es el modelo consumista de un pequeño porcentaje de la población mundial.
“Como católicos tenemos que transformar nuestros estilos de vida diarios, dejar de usar plástico en nuestras reuniones parroquiales o ir a Misa en transporte público, bicicleta o caminando”
¿Qué pueden hacer los cristianos en sus comunidades o en sus familias por el cuidado de la Casa Común? ¿Y la Iglesia como institución?
Los cristianos pueden hacer mucho desde su fe. En primer lugar, rezar por el cuidado de la Creación y de manera particular por las autoridades. En segundo lugar, transformar nuestros estilos de vida diarios, como dejar de usar plástico en nuestras reuniones parroquiales o preferir ir a Misa en transporte público, bicicleta o caminando. En tercer lugar, debemos estar presentes como ciudadanos en la construcción de políticas públicas.
La Iglesia, como Institución, tiene una enorme responsabilidad, como lo manifestaba Benedicto XVI en Caritas in Veritate. Una de nuestras propuestas es la desinversión de combustibles fósiles, que está teniendo gran acogida. Así es como han desinvertido las Conferencias Episcopales de Irlanda, Austria y Bélgica.
¿Cómo ve a la Iglesia en España? ¿Cómo se percibe la situación de la Iglesia española desde Roma?
La Iglesia en España es una Iglesia viva, que, a pesar de sus dificultades, sigue sirviendo enormemente a la sociedad dentro y fuera de su país a través de las misiones (por ejemplo en América Latina). Es necesario que ese impulso misionero no desfallezca sino, por el contrario, que se fortaleza y renueve para la nueva evangelización tanto de España como del resto del mundo. Es ahí donde creo que la ecología integral puede hacer mucho bien. Sinceramente, en la marcha por el clima en Madrid, es donde he visto al mayor número de católicos juntos en las calles por este tema.
¿Cuáles son los principales logros del Movimiento Católico Mundial por el Clima en estos años? Y ¿cuáles son los retos de futuro?
Creo que los principales logros han sido ayudar a la Iglesia a conocer los documentos y enseñanzas sobre ecología para empezar a ponerlas en práctica en lugares pequeños, como parroquias en América Latina, o en grandes momentos como la Jornada Mundial de la Juventud en Panamá. A partir de ello han surgido un sinnúmero de iniciativas como la guía de Eco Parroquias, el Programa de Animadores Laudato si’, presente en todos los países de lengua española, o el programa de desinversión de combustibles fósiles que ha marcado un hito a nivel mundial.
Los retos del futuro son cómo servir más y mejor a la Iglesias locales. En este sentido, la COP nos ha dado la oportunidad de dar con alegría los primeros pasos para fortalecer nuestra presencia en España.