Recuerdo homenaje de Fernando Fuentes, subdirector general de la Fundación Pablo VI, a D. Antonio Algora, fallecido por COVID-19 el pasado año. Publicado en la revista de Hermandades del Trabajo este mes de enero
Confieso que glosar la experiencia de varios años en unas páginas no es fácil. Ahora bien, es fácil quedarse con algunos hechos que denotan la personalidad de Antonio Algora (lo trataré de tú pues así ha sido siempre).
En primer lugar, mi relación institucional con Antonio se puede valorar en dos ámbitos: la Comisión de Pastoral Social y la Fundación Pablo VI. Comenzaré por la Comisión Episcopal de Pastoral Social. En ella participó en los últimos años de los 90 y supuso una época de esplendor en la Doctrina social de la Iglesia en la Conferencia Episcopal pues no en vano estuvo al lado de obispos que fueron grandes estudiosos y difusores de la Doctrina social de la Iglesia, tal es el caso de Mons. José María Guix (también Presidente de la Fundación Pablo VI), Mons. Ramón Echarren y Mons. José María Setién.
En aquellos años, Antonio Algora realizó una tarea fundamental (que ahora ha quedado confirmada con la inclusión de la Pastoral del Trabajo en la Comisión de Pastoral Social y Promoción Humana) y fue servir de puente entre la pastoral social y la pastoral obrera. Así en el año 1994 se hizo público el documento “La pastoral obrera de toda la Iglesia”, documento que alimentó muchas iniciativas de formación en el ámbito de la Doctrina social de la Iglesia, estableciendo lugares comunes de formación como las Escuelas Sociales diocesanas, coordinadas con la Pastoral obrera en la línea de una formación política y social de la fe, que poco a poco se fueron promoviendo en algunas diócesis, vicarias y delegaciones.
Un acontecimiento que marcó el fuerte impulso pastoral y social de este grupo de obispos, digamos “sociales”, que marcó el devenir de la Iglesia española en esos tiempos fue el Congreso Nacional “Los desafíos de la pobreza a la acción evangelizadora de la Iglesia”. Para su preparación se difundieron 60.000 carpetas de trabajo y participaron alrededor de 6000 grupos entre las diócesis e instituciones. El obispo Algora estaba en el núcleo de toda esta animación de la Iglesia en su compromiso con los más pobres y necesitados pues su sensibilidad hacia los más débiles de la sociedad fue una constante en su vida. Seguramente, algunos le recordarán especialmente por su compromiso con el mundo obrero, pero yo soy testigo de su lectura creyente sobre todo el conjunto de la sociedad que vivía de forma precaria e indigna.
También por aquel tiempo, en el año 1995, Antonio Algora accedió a representar a la Comisión episcopal de Pastoral Social en el Patronato de la Fundación Pablo VI. No era extraña esta designación pues había varias razones que avalaban esta relación. En primer lugar, Antonio Algora era un buen conocedor de la Doctrina social de la Iglesia, cuestión importante en una institución como la Fundación Pablo VI cuya razón de ser según su fundador, el Cardenal Ángel Herrera, era difundir la DSI y la participación de los seglares en la vida pública. En segundo lugar, su identificación con Hermandades del Trabajo daba un espacio de interés común con la Fundación. No en vano, el Cardenal Ángel Herrera creó el ISO, Instituto social obrero.
D. Antonio Algora entrega la medalla de oro de la Fundación Pablo VI a D. Fernando Sebastián
En el periodo de 2011 a 2015 Antonio Algora accedió a la presidencia de la Fundación Pablo VI, sucediendo al Cardenal Fernando Sebastián. Se puede afirmar que dicho periodo significó un paso estratégico en la vida de la Fundación pues fue la época de la transición en su configuración. Se venía de unos años donde el centro de la actividad estaba basado en la docencia académica, con varias titulaciones ya en su fase final y se quería dar paso a una institución más presente en la vida pública y de pensamiento en España. Pero antes tenía que pasar la Fundación y sus dirigentes por el desierto y el sacrificio de la reforma en sus objetivos. Este cambio vino por la supresión progresiva de la Facultad de Arquitectura, que no tuvo mucha vida activa pero quedó afectada profundamente por la crisis de 2008, con los problemas de la vivienda y la pérdida de trabajo de los arquitectos que provocó la desafección por esos estudios en la sociedad española. Parecido ocurrió con la Facultad de Informática, la cual, aún siendo la Fundación Pablo VI pionera en estos estudios cuando todavía no eran oficiales, no pudo defenderse ante la creación de numerosas facultades de informática en la modernización de España. Todos esos hechos de crisis académica y económica tuvo que afrontarlos el Presidente de la Fundación, Antonio Algora. Uno de ellos verdaderamente traumático, como el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) en el año 2013/2014 en el quedaron implicados 23 trabajadores. La impresión que podía quedar en esos años era que la Fundación Pablo VI estaba poniendo en marcha un desmantelamiento tanto de personas trabajando como de las actividades.
Y más dolor le produjo a Antonio Algora la clausura de la Facultad de Sociología, (en la cual sólo quedó el Master de Doctrina social de la Iglesia) por ser una de las áreas académicas fundacionales y por la cual fue especialmente reconocido el Instituto Social León XIII como un centro de vanguardia en tiempos difíciles como los coincidentes con el gobierno de Franco. En dicha Facultad tuvimos la oportunidad Antonio y yo de poder estudiar y conocer a un profesorado y unos estudios adelantados a su tiempo en la sociedad española.
D. Antonio Algora en el XIX curso de Doctrina Social de la Iglesia en 2010
Todos estos cambios requirieron encontrar de nuevo el objetivo fundamental de su ser fundacional, que no era otro que difundir, con los medios tecnológicos y pedagógicos modernos, la doctrina social de la Iglesia. En esa línea, en el año 2011, se organizó un Simposio de Doctrina social de la Iglesia con la siguiente temática: ¿Qué propuesta de evangelización para la vida pública en España? Se trataba de conmemorar el 50 Aniversario de la Encíclica Mater et Magistra, que había suscitado un importante estudio académico por parte de los más reconocidos profesores del Instituto Social León XIII. También se pusieron en marcha cursos de Doctrina Social de la Iglesia compartidos con la Comisión Episcopal de Pastoral Social, todos ellos con una orientación hacia la evangelización de lo social. Y fue significativa la puesta en marcha del Foro “Cristianismo y Sociedad”, como impulsor de pensamiento desde el Instituto Social León XIII en temas de ética social con una impronta cristiana.
Acto académico de la Residencia León XIII, inaugurada por D. Antonio Algora
Una obra importante impulsada en el periodo presidencial de Antonio Algora fue la apertura de la Residencia León XIII femenina. Se dotó de los mejores medios habitacionales y técnicos para preparar oposiciones a la administración pública en las mejores condiciones y buscando un equipo directivo con una reconocida experiencia educativa y de claras convicciones cristianas, como era la Institución Teresiana, con la cual Antonio Algora guardaba una muy estrecha relación. Esta residencia fue el primer paso para abrir la obra de Ángel Herrera también al mundo femenino en lo residencial pues en otros ámbitos Herrera ya había dado sus pasos en dicha dirección.
Y finalmente, dos hechos que marcan la vida de las instituciones educativas y eclesiales: tuvo lugar la clausura de la Causa de Canonización del Siervo de Dios Ángel Herrera y se celebró el 50 aniversario del Colegio Mayor Universitario “Pío XII” obra capital en vida de la Fundación y de gran compromiso educativo con la sociedad española pues de ese Colegio salieron personajes muy relevantes de la vida pública.
Fernando Fuentes Alcántara
Fundación Pablo VI