La Fundación Pablo VI, creada por el Cardenal Ángel Herrera Oria en el año 1968, es una institución cultural y de estudios superiores heredera del Instituto Social León XIII, que gestiona obras de diversa índole en el ámbito académico, residencial y sociocultural.
El diálogo con la política, la cultura y la sociedad; la ciencia, la tecnología y la bioética; la juventud y el liderazgo; la justicia social, la promoción humana, el desarrollo y la ecología son algunas de nuestras líneas de análisis, reflexión y formación sobre la base del humanismo cristiano.
Desde sus orígenes esta Fundación, erigida como institución de Derecho Pontificio, gestiona una gran obra residencial para universitarios, postgraduados y opositores (Colegio Mayor Pío XIl, y las Residencias de Postgraduados y Opositores Pío XI y Postgraduadas y Opositoras León XIII y la Residencia de Oposiciones y Posgrado San Alberto Magno). Vinculada académicamente a la Universidad Pontificia de Salamanca ha sido la sede del campus de esta institución en Madrid, liderando durante décadas los principales estudios en España en Ciencias Políticas y Sociología, Arquitectura, e Informática, a través del Centro de Estudios Tecnológicos y Sociales y de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología León XIII.
Hoy la Fundación Pablo VI combina su actividad académica y residencial con la generación de ideas o think tank, a través de foros, congresos y seminarios. Todo sin perder de vista su espíritu fundacional: la promoción de un liderazgo más humano sobre la base de la Doctrina Social de la Iglesia, el encuentro con la ciencia y la cultura, y una fe en permanente diálogo con el mundo.
Desde el año 2019 la Fundación Pablo VI forma parte de la Red Internacional de Centros Culturales Católicos, que representa aquellas instituciones comprometidas con el diálogo en los diferentes campos de la cultura, la religión, la política, la economía o la sociedad. Además de la Fundación Pablo VI forman parte de esta Red, en todo el mundo universidades como la Georgetown, en Washington; el centro de bioética Anscombe, en Reino Unido; la Fundació Joan Maragall, en Barcelona; el Colegio de los Bernardinos en París; o el Centro San Domenico, en Bolonia.
Dos acontecimientos han alterado la agenda de la Fundación Pablo VI en este curso 2024-2025. Por un lado, el fallecimiento del papa Francisco, el 21 de abril de 2025, quien siempre mostró una especial empatía con el pontificado de Montini, —que se encontró, como ahora, anteun escenario de contrariedades y dificultades, en un mundo en radical cambio—, y puso en valor el trabajo de reflexión y estudio que lleva a cabo esta Fundación sobre su magisterio.Y, por otro lado, la elección del nuevo sucesor de Pedro, el papa León XIV, el 8 de mayo de 2025, que pasa a ser el 267º Papa en la historia de la Iglesia católica y que, en su primer discurso ante el Colegio de Cardenales, reconoció la trascendencia de la encíclica Rerum Novarum del papa León XIII, publicada en 1891, y su impacto en la creación de la Doctrina Social de la Iglesia. La humanidad -dijo el Papa León XIV- se enfrenta hoya un reto comparable al de la revolución industrial, que es la irrupción de la inteligencia artificial; un fenómeno que, como la industrializaciónen su momento, plantea desafíos éticos, sociales y laborales que demandan una acción concreta. Esta fuerte sensibilidad social que ha puesto de manifiesto desde el inicio de supontificado encuentra un eco natural en instituciones como la Fundación Pablo VI, históricamente comprometida con el encuentroentre fe, cultura, política y sociedad y que naciócon la vocación de hacer presente la DoctrinaSocial de la Iglesia en los desafíos contemporáneos. El magisterio de León XIV representará, a buen seguro, una oportunidad para profundizarla misión de esta institución que desarrolla en sus seminarios, foros de encuentros interdisciplinares y en sus diversos programas de formación. En tal sentido, en este curso la Fundación ha celebrado su I edición de los Premios Populorum Progressio remarcando el necesario diálogo entre el Evangelio y el mundo moderno y consolidándose como un espacio privilegiado para el pensamiento social cristiano, el análisis político, y la formación en valores éticos en el contexto democrático en coherencia con las prioridades del nuevo pontificado, al destacar iniciativas que fomentan el bien común, la inclusión y el entendimiento en una sociedad fragmentada.
