No es momento de la política, sino de la ciencia. Ha sido la reflexión unánime de los 3 expertos que este miércoles han participado en el Foro de Encuentros Interdisciplinares “COVID-19: La pandemia de la desconfianza”. La viróloga del CSIC Margarita del Val, el sociólogo Josep Lobera y la consejera de Sanidad de Castilla y León Verónica Casado han coincidido en afirmar que si hay algo que ha enseñado la pandemia de la COVID-19, es que hay cuestiones para las que no valen los lenguajes de la política, basados en trasladar certezas y certidumbres a los ciudadanos, porque producen justo lo contrario de lo que se pretende: falsas expectativas, y, lo que es peor, un grave problema de desconfianza.
Los 3 participantes en el foro organizado por la Fundación Pablo VI, han analizado por qué a lo largo de estos meses los efectos de la pandemia no solo no han disminuido, sino que se han acrecentado; y, sobre todo, por qué es más difícil ahora lograr la comprensión de la población por las decisiones que se toman.
“La situación es muy grave y lo dicen las cifras”, afirma la Consejera de Sanidad. “Si miramos las curvas de Castilla y León se puede hablar incluso de una tercera ola, que está subiendo en estos últimos días de forma impactante”. Y, aunque ya se conoce más de la enfermedad y de su comportamiento, la situación de polarización en la que nos encontramos no ayuda nada. Para Casado, este es el momento de estas 3 palabras: “consenso, coordinación y ciencia”. De lo contrario “solo hay desafección y la desafección lleva a cada uno a hacer lo que más le conviene”.
“Siempre me he negado a abordar esto desde la pelea”, reconoce esta doctora reconocida como la mejor Médico de Familia del Mundo por la World Organization of Family Doctors en 2018. “Son tiempos muy difíciles para tomar decisiones y lo fácil es juzgarlas a posteriori”. Esto solo se puede hacer “desde la coordinación y el consenso y asumiendo que va a haber víctimas. Y para que haya el menor número de ellas hay que trabajar desde la unión y buscando la complicidad de las personas”. Pero para eso, añade, “nos tienen que entender. Si cambiamos el discurso cada dos por tres no ayudamos a generar esa complicidad”.
Reconocer la incertidumbre
En la misma línea se expresa el sociólogo Josep Lobera, responsable de la elaboración del informe bienal sobre la Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología en España. “Venimos ya arrastrando en la última década una baja confianza en la política, que ahora se está trasladando a las instituciones sanitarias”. Para el profesor de la Universidad Autónoma de Madrid la política no ha conseguido adaptarse a una situación en la que no hay certezas. “Se han tomado decisiones sin admitir con humildad la incertidumbre en la que nos encontramos, de modo que cada mes, cuando las certezas han ido aumentando, ha habido que desdecirse, generando no solo falsas expectativas sino una erosión de la confianza”.
Josep Lobera cree que es indispensable un enfoque interdisciplinar para gestionar esto asumiendo la complejidad social. No es lo mismo, por ejemplo, las medidas que se toman para las personas más mayores que para los jóvenes, cuya perspectiva, apunta el sociólogo, “no ha sido integrada en las medidas que se han tomado”. Aunque es de quienes más se habla y a los que más se criminaliza, especialmente desde los medios de comunicación, se ha visto que “la edad no es un factor fundamental para saltarse las normas”. En su experiencia de trabajo en la Universidad confiesa que ha descubierto “jóvenes desmoralizados y deprimidos porque sienten que no se les tiene muy en cuenta”. Hay que entender su modo de vida distinto y ese modo de vida está siendo afectado muy fuertemente. “Ofrezcámosles una alternativa en vez de prohibírselo todo”.
“Aún queda tiempo para una vacuna eficaz”
Margarita del Val reconoce que este colectivo es el más difícil de concienciar, a pesar de que se ha visto que también pueden acabar en UCIs. Quizá no son quienes más lo viven ahora, pero serán los damnificados del futuro por la grave crisis económica. Por eso, puesto que aún queda tiempo para una vacuna eficaz, en este momento es fundamental “la complicidad”. Y es que, apunta la viróloga, “no podemos poner ninguna falsa esperanza en la vacuna, porque va a tardar mucho en tener su efecto”. Incluso aunque tuviéramos dosis suficientes para toda la población, tardaríamos meses en el proceso y se empezaría por las personas más vulnerables”. Por lo tanto, “no hay que generar ninguna falsa esperanza de que nos vamos a librar de enfrentarnos con nuestras fuerzas a este virus. Tenemos todo un invierno por delante y no hay que buscar otro escape que el de seguir con estas medidas básicas de contención”.
Y ¿cómo se alcanzará la confianza en la vacuna? Pues, sencillamente, cuando la tengamos. “Porque se está trabajando mucho para lograr una vacuna segura y estable”. En este sentido, la investigadora es optimista: “nunca en la vida se ha sabido tanto de un ensayo clínico ni ha habido un escrutinio tan tremendo por la seguridad de la vacuna”. Margarita del Val ha querido finalizar con un mensaje de esperanza. “Esto pasará, pero para ello hay que actuar temprano. Si se actúa temprano será menos costoso y no tendremos el debate entre economía y sociedad”. “Este partido se va a acabar y la población acabará siendo inmune de manera natural o con la vacuna. Y, además, habrá cosas que mejorarán, como la conciliación de la vida personal y familiar, la digitalización y una disminución de las igualdades”. Pero para ello, insiste, “tenemos que hacer todos un esfuerzo”.