14/01/2025
Foro de Encuentros Interdisciplinares con la presencia de Paolo Benanti.
Homenaje a Mikel Azurmendi, luchador incansable “contra las razones de la violencia”
Un encuentro de amigos, familiares y personas inspiradas por su razón y corazón. Un recuerdo al amigo, al padre, al esposo y al maestro. Un reconocimiento necesario a su compromiso por la paz y el fin de las razones de la violencia, el que le llevó a fundar Basta Ya y el Foro de Ermua. Un homenaje al que abrazó al otro como un bien. La Fundación Pablo VI acogió el pasado jueves, 28 de octubre, el homenaje a Mikel Azurmendi, fallecido el pasado 6 de agosto. Organizado junto a Páginas Digital, el acto congregó a numerosas personalidades, familiares y amigos de quien consagró su vida y, especialmente, sus últimos años a la búsqueda de la verdad y “la vida buena”.
El filósofo y antropólogo, vinculado a ETA cuando ésta germinaba en el País Vasco, abandonó la banda al primer asesinato, el del guardia civil José Antonio Pardines Arcay, en el año 1968. Esa deriva le llevó a ponerse al frente de la lucha contra una violencia que lamentó haber contribuido a crear, y, sobre todo, “contra las razones de esa violencia”, tal y como explicó su amigo, el también filósofo Fernando Savater, cofundador con él del Foro de Ermua y Basta Ya.
El exministro Jaime Mayor Oreja y el director de cine Iñaki Arteta (Foto Álex Pozuelo)
El director de cine Iñaki Arteta, los políticos Jaime Mayor Oreja y Santiago Abascal, víctimas del terrorismo, amigos y familiares de Mikel acompañaron a su viuda en este emotivo recuerdo a “un hombre con una razón incisiva y abierta, siempre dispuesta a dejarse interrogar”, tal y como introdujo Antonio Lázaro, el amigo que le acompañó en los últimos años de su vida, cuando experimentó una fuerte conversión al cristianismo de la mano del movimiento Comunión y Liberación.
Y, desde esa razón, trabajó “por el diálogo, la cultura del encuentro, y por la paz frente al terrorismo”, destacó Jesús Avezuela, director general de la Fundación Pablo VI, en su discurso de presentación. “Un terrorismo que directa o indirectamente hemos padecido todos y que todavía hoy tenemos muy cercano en el tiempo”, añadió reviviendo su experiencia personal durante los duros años de plomo, como hijo de guardia civil. Aún, recordó, “tengo una inclinación natural a mirar debajo del coche, como me enseñó mi padre, y todavía hoy me sigue diciendo que cambie de ruta cuando voy o salgo del Consejo de Estado”.
El director general de la Fundación Pablo VI quiso recordar también la presencia de Azurmendi hace 4 años en ese mismo lugar durante la presentación del libro “El Abrazo”, en el que el antropólogo relata la forma en la que se encontró con esa ‘tribu’ cristiana que le permitió acercarse “al otro como un bien”.
Así lo refirió su viuda, Irene Renart, en sus bellísimas e intensas palabras de recuerdo: “Creo que Mikel os diría esto: no tengáis miedo a la verdad, no tengáis miedo de amar, no tengáis miedo a entregaros gratuitamente, no permanezcáis en soledad, el otro es un bien. Seguid la compañía de los que tienen palabras que os hagan respirar ancho, buscad la compañía de aquellos con los que sentís que crecéis en el Amor, imitadles. A partir de ahí, sobrevendrán los milagros”. Sus palabras eran casi un “encargo” de Azurmendi para quienes le admiraban y escuchaban como un maestro. Y ahí estaban muchos, recuperando “esa hermandad de la conversación” que se producía en torno a él en la huerta de su casa de Igueldo, recordó Fernando de Haro. “Una conversación tan necesaria en España y que muchas veces no se produce por estar envueltos en banderías y emotividades”.
Irene Renart, viuda de Mikel Azurmendi (foto Álex Pozuelo)
Una fe nacida del encuentro
El periodista, fundador y director de Páginas Digital, moderó la mesa redonda entre tres de sus grandes amigos, el filósofo Fernando Savater, el escritor Jon Juaristi, y el sacerdote Ignacio Carbajosa, presidente de Comunión y Liberación. “Mikel vivió un itinerario paradigmático de nuestra generación”, explicó el catedrático de Antiguo Testamento: “abandonó la Iglesia en los 60, abrazó la ideología, tuvo la lealtad de abandonarla cuando percibió que no era la respuesta para después dedicarse a combatirla”. Y, en este itinerario “intelectual, ético y espiritual”, “Mikel nos enseñó muchas cosas incluso a los que ya teníamos fe, y nos demostró que el cristianismo nace y siempre nacerá de un encuentro”.
Jon Juaristi, Ignacio Carbajosa, Fernando de Haro y Fernando Savater (foto Álex Pozuelo)
Mikel no tuvo una vida fácil ni cómoda, porque se la pasó huyendo. Primero en el exilio durante el franquismo y, luego, acosado por un terrorismo que le obligó también a marcharse de la tierra que amaba. “Él apreciaba las razones, comprendía, razonaba, pero distinguía bien entre tener un tipo de razón y tener razones inmediatas para agredir a un semejante”, explicó Savater. Por eso sabía que lo que tenía que hacer “no era luchar contra la violencia sin más, sino con las razones de la violencia”.
El escritor Jon Juaristi, que pasó también por los orígenes de ETA, explicó cómo a Mikel “le horrorizaban las ideologías”, por lo que las discusiones con él estaban por encima “de las diferencias de pensamiento”. Y lo que le llevó a la fe fue un encuentro con un tipo de gente muy especial, que vivían con esperanza “la vida buena” que él tanto había buscado y que se materializaba a través de la caridad, “la gratuidad”, la constatación de que “en última instancia, el otro es un bien”.
Durante el acto, se proyectó también un vídeo en el que numerosas personalidades repasaron retazos de su vida y personalidad. “Todo le apasionaba”, “estaba lleno de curiosidad”, “su pasión por la vida era abrumadora”, “todo lo hacía con vocación de servicio”, “tenía una mirada abierta y acogedora”, “le definía su honestidad”. Entre los testimonios, los del director de cine Iñaki Arteta, la política María San Gil, el eurodiputado y periodista Hermann Tertsch, el Rector de la Universidad Eclesiástica San Dámaso, Javier Prades. Mikel “nos invitaba a caminar a hombros de gigante”. Para nosotros, concluyó Fernando de Haro, “ese gigante fue Mikel”.