“La regeneración de la vida pública requiere una especial orientación al bien común”. Y, en este punto, “es importante la implicación de los católicos, desde la pluralidad y diversidad, en la esfera pública, desde el diálogo y no, simplemente, ocupando espacios de poder e influencia”. Con estas palabras ha arrancado el presidente de Semanas Sociales y director general de la Fundación Pablo VI, Jesús Avezuela, la XLIII Semana Social Nacional que ha tenido su sesión inaugural este jueves, 25 de noviembre, en un lugar incomparable, el Salón del Almirante del Real Alcázar de Sevilla.
En este acto inaugural, que ha contado con el discurso del secretario general de la CEE, Mons. Luis Argüello, han presidido la mesa también el arzobispo de la diócesis de acogida, Mons. José Ángel Saiz Meneses, el teniente alcalde de Sevilla, Juan Carlos Cabrera y el Nuncio de Su Santidad en España, Mons. Bernardito Auza, que ha leído la carta de la Secretaría de Estado de la Santa Sede, Cardenal Pietro Parolin.
Unas jornadas precedidas de un intenso trabajo realizado en 12 diócesis españolas, en las se ha reflexionado sobre el papel que los católicos deben ocupar y tener en la vida pública en un momento especialmente cambiante por “la tecnologización acelerada y donde, además, se pueden percibir sentimientos de desencanto o desconfianza social hacia lo político o, incluso, institucional", guardando un cierto paralelismo con los años en las que éstas se inauguraron, en el año 1906.
El presidente de Semanas Sociales ha celebrado la “altura” de los debates que se han llevado a cabo en las diócesis españolas donde se han abordado los temas desde una perspectiva global, y ha considerado un “privilegio” que se generen este tipo de espacios en los que “poder reflexionar acerca del papel de los católicos y de lo que podemos aportar -como individuos y como Iglesia- a la vida pública, entendida en un sentido amplio”.
Hoy la responsabilidad de los católicos en la vida pública se puede materializar en muchos ámbitos: el político, el económico, el social, el cultural, el sanitario… Un ejemplo, "vacunarse no es una obligación; ahora bien, lo que resulta evidente -vista la evolución de los hechos- es que no hacerlo supone, cuando menos, una falta de respeto y de consideración hacia el otro al que le puede provocar daños muy indeseables", ha dicho Jesús Avezuela.
Por su parte, el arzobispo de Sevilla, Mons. José Ángel Saiz Meneses, después de realizar un breve apunte sobre la historia de la ciudad de Sevilla, que ya ha sido sede de la Semana Social en 1908, 1965 y 1978, ha destacado la oportunidad del lema elegido que “no puede ser de mayor actualidad y urgencia”. Como nos recuerda el Papa Francisco, “es preciso generar un nuevo humanismo que canalice la irrupción de la fraternidad para terminar con la globalización de la indiferencia y la hiperinflación del individuo”. Pero “no podremos llevar a cabo esa tarea con trucos de maquillaje que tapan la realidad, o aplicando remedios superficiales. Se trata de llegar a la raíz de los problemas y aplicar los remedios pertinentes, para poder regenerar en el individuo y en la comunidad los valores morales y sociales que se consideran perdidos o han quedado disminuidos. Una tarea profunda y compleja que requiere la aportación de todos los agentes e instancias de la sociedad”.
En estas Semanas Sociales, abiertas a todas las sensibilidades y perfiles profesionales, han estado presentes también políticos de diferente signo. El teniente alcalde del ayuntamiento de Sevilla, Juan Carlos Cabrera Valera, ha destacado el valor de estas jornadas “porque el humanismo cristiano tiene que estar presente no sólo cuando hacemos profesión de fe, sino también en todos los ámbitos de la sociedad.
Por su parte, el Nuncio de Su Santidad en España Bernardito Auza, ha dirigido unas palabras, antes de dar el mensaje de la Santa Sede a los participantes, en el que ha mostrado su cercanía con la Iglesia hispalense. “Como filipino y católico, siento un lazo umbilical con esta ciudad”, ha dicho. El Papa Francisco no se cansa de recordarnos cómo el caminar juntos o una Iglesia en salida “son expresiones de nuestra vocación a contribuir incesantemente, enriquecer generosamente, y regenerar constantemente la vida pública a favor del bien común”, con los principios fundamentales de “la solidaridad, la participación y la responsabilidad compartida”.
Por eso, en el mensaje que ha mandado para este encuentro “anima a reflexionar sobre procesos sociales que generen fraternidad y justicia para todos”, para avanzar “hacia un orden social y político cuya alma sea la búsqueda del bien común”. “Es ésta la auténtica regeneración de la política y la vida pública, responder a su más alta vocación, la de ser una de las formas más preciosas de la caridad”, ha concluido.
La ponencia del secretario general de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Luis Argüello, ha girado en torno a la necesidad de transformar la vida pública desde la Doctrina Social de la Iglesia, la brújula que debemos seguir, frente a “la tentación de las ideologías”. Se trata de “pensar con las manos, de reflexionar sobre los hechos de los que somos testigos y partícipes” y “promover la caridad política” y, por tanto, “la acción personal y comunitaria en ambientes e instituciones, para vivir el coloquio entre razón y fe, Iglesia y sociedad, historia y reino de Dios”.
En el acto de inauguración han estado presentes hasta 150 personas del mundo de la política, la empresa, la sociedad civil y miembros de la Junta Nacional de Semanas Sociales, como el obispo consiliario, Mons. Abilio Martínez Varea; y el secretario, Fernando Fuentes Alcántara, director del secretariado de la Comisión Episcopal para la Pastoral social y Promoción humana, de la que forman parte las Semanas Sociales.