El viaje a Santiago de Compostela con los jóvenes del programa de liderazgo iberoamericano de la Fundación Pablo VI ha permitido no sólo conocer el significado de la ruta Xacobea y su importancia en la configuración de Europa, sino también la influencia en América Latina, donde las principales ciudades de muchos de estos países llevan el nombre del apóstol.
Desde la Hospedería de San Martín Pinario, enclavada dentro del monasterio del siglo XVI del mismo nombre, el segundo más grande de España y uno de los conjuntos barrocos más importantes de Galicia, los 15 jóvenes han asistido a varias sesiones sobre el contexto económico y cultural gallego y su importancia en Europa. Primero, con Jesús Gamallo, director general de Relaciones Exteriores y con la UE, quien les explicó cómo se articulan las relaciones económicas con la Unión Europea y con América Latina, con quien la Xunta mantiene unas excelentes relaciones comerciales. Solamente el año pasado, por ejemplo, las exportaciones a América Latina ascendieron a los 945 millones de euros, un 37% más que el año anterior, se recibieron en Galicia 77.000 visitantes de Iberoamérica y llegaron unos 6.300 peregrinos. Y, para este año Xacobeo, la previsión es que ese número aumente, por la importante reactivación del Camino a nivel internacional con la llegada de peregrinos de todo el mundo, les explicó.
Y es que el Camino de Santiago es una de las principales fuentes de riqueza de Galicia, no sólo por la llegada de peregrinos (en 2021 fueron entregadas 180 mil Compostelas), sino por su importancia para la vertebración de Europa.
El profesor Xosé Luis Barreiro Rivas, catedrático emérito de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Santiago de Compostela les contó, en una intensa lección magistral, el origen del Camino, desde el descubrimiento de la tumba del apóstol y de dos de sus discípulos, en el siglo IX, momento en el que se produce la primera peregrinación por el obispo de Tuy hasta nuestros días.
En su intervención, Barreiro les explicó que el contexto que se vivía en aquel momento, con el derrumbe del gobierno visigodo, hizo nacer todo un símbolo en torno a un milagro, que se produce por “razones de organización social y política”. “Hay contextos que descubren un milagro, y el milagro de Santiago es una construcción histórica”, igual que ha ocurrido en otros muchos momentos de la historia. “En aquel momento eran conscientes de que se había caído un mundo y que venía otro”, y esa es la razón, explicó, por la que se empieza a construir la devoción, primero, y el templo, después, en torno a Santiago, que se convierte en centro de unidad para el cristianismo y para España.
De este modo, en el año 950 la idea de Santiago ya se había extendido por toda Europa y el camino se convierte en la vía rápida del continente, en torno a la cual se construye una vía comercial y se empiezan a levantar infraestructuras. Así, añadió Barreiro, “el hecho de caminar será una forma de participación activa en la construcción de Europa”.
Para terminar, el profesor quiso hacer una breve reflexión sobre el momento actual, lamentando que “nunca estuvo tan potenciado el camino como ahora, pero nunca perdió tanto su esencia”, que era la de llegar a encontrarse con el Santo.
Por último, puso en valor la impronta de este santo en América Latina y la expansión de la devoción con la llegada de los españoles. “Las ciudades más grandes de América llevan el nombre de Santiago”.
Para profundizar en esta conferencia, los 15 jóvenes tuvieron después la oportunidad única de recorrer el templo compostelano y acceder a los lugares más restringidos del mismo, como son la colección permanente del Museo, las Cubiertas y Torre de la Carraca (la situada en el lado norte de la fachada del Obradoiro), el Pórtico de la Gloria, obra cumbre del arte universal, y el acceso a la cripta tras entrar por la Puerta Santa.
El recorrido por el templo terminó con la asistencia a la Misa del Peregrino, presidida por el Arzobispo de Santiago, Mons. Julián Barrio, que pudo después compartir un breve encuentro con los jóvenes.
Durante la celebración litúrgica, con presencia de peregrinos de toda Europa, uno de los jóvenes participantes, el peruano Luis Anderson Fernández Baca, leyó la invocación al santo, a quien pidió ayuda para “ayudar a mantener la vocación de servicio público, la ilusión por intentar hacer las cosas cada día un poco mejor y el compromiso con los más frágiles y vulnerables”. En su invocación, en nombre de los 15 jóvenes, recordó la necesidad de invertir en ciencia y tecnología al servicio del bien común, ayuda para avanzar hacia una sociedad cuidadora en la que los más desvalidos no se sientan abandonados, “una sociedad menos arrogante, en la que sus miembros, sin excepción ni dispensa de ningún tipo estén dispuestos a hacerse cargo de la contingencia humanitaria en todas sus manifestaciones”. Y pidió por el fin de las guerras en Ucrania, Yemen, Etiopía, Siria, ayudándoles “a ser hombres y mujeres constructores de paz”.
El arzobispo de Santiago acogió con cariño estas palabras, invitándoles a trabajar por un liderazgo más humano y “a no poner a Dios en modo avión”. Porque “Dios quiere ser molestado”.
Visita a la Ciudad de la Cultura
La jornada en Santiago de Compostela se completó el miércoles con un recorrido por la Ciudad de la Cultura de Galicia, una obra arquitectónica diseñada por Peter Eisenman para acoger las principales expresiones de la cultura gallega.
La visita recorrió el pabellón del Museo Centro Gaias, la Biblioteca y Archivo de Galicia, que reúne, conserva y difunde todo el patrimonio bibliográfico de la comunidad, al tiempo que se pudo disfrutar de las incomparables vistas de la ciudad de Santiago de Compostela.
Una oportunidad de aprendizaje, enriquecimiento e intercambio, que ha sido posible por la colaboración de la Xunta de Galicia en el marco del Xacobeo 2022.