La visita a la Fundación A La Par fue una ocasión para recordar que las personas con discapacidad intelectual son ante todo personas y, como tales, sujetas a los mismos derechos en igualdad de condiciones que el resto sin paternalismos ni discriminaciones, lo que contempla, además, el derecho a la autonomía vital, laboral, profesional, social y económica.
En ello trabaja esta fundación desde hace 70 años, primero en la atención a los familiares de los enfermos de lepra, y, cuando ésta se erradicó en nuestro país, creando puentes y oportunidades para las personas con discapacidad intelectual.
La visita de los 15 jóvenes participantes en el programa de liderazgo iberoamericano de la Fundación Pablo VI comenzó con una puesta en situación sobre el origen y objetivo de esta institución, fundada en 1948 por Carmen Pardo-Valcarce para responder a las demandas de las personas enfermas de lepra de tener un entorno libre de la enfermedad para sus hijos. En el lugar donde se encuentra la sede, Carmen, después de comprar los terrenos, construyó un preventorio que sigue siendo en la actualidad el icono de la Fundación.
Erradicada la enfermedad en nuestro país, la obra de la Fundación A La Par dedica sus esfuerzos al acompañamiento de las personas con discapacidad intelectual, “creando apoyos donde hay barreras”, a través de la educación, la formación y orientación laboral, la creación de empleo y el apoyo psicosocial ante cuestiones de abuso y enfermedad mental.
De la mano de Raquel, una de las trabajadoras del centro, los jóvenes recorrieron las instalaciones y diferentes áreas de creación de empleo: lavado de coches, imprenta, elaboración de detalles y regalos para empresas, servicio postal, huerto, carpintería, hostelería, etc.
Especial atención se dedicó al área de apoyo psicosocial para las víctimas de abusos en el ámbito de discapacidad intelectual, en la que la Fundación A La Par es pionera desde el año 2010.
Convencidos de que un derecho fundamental de la propia persona es también que se entere de qué es lo que ha pasado en un juicio, la Fundación A La Par cuenta en esta área con la figura del facilitador que da apoyos a las personas con discapacidad que han sufrido cualquier tipo de acoso y cuyo resultado es claramente efectivo: sin facilitador, el 40 % de los casos se archivan y solo un 8 % son favorables, mientras que con facilitador solo el 10 % se archivan y hasta el 31 % favorables.
Y es que, en el caso de las personas con discapacidad intelectual, muchos juicios son archivados no porque esa persona no pueda declarar, sino porque no se ponen los apoyos para que pueda hacerlo. Para la persona con discapacidad el daño no es tanto el abuso sino la mirada de la sociedad hacia él. Cambiar esa mirada es una de las principales tareas de la Fundación A La Par.