El segundo programa “La gran pregunta” en TRECE, el día 4 de febrero, fue una escenificación del tan necesario diálogo social. El presidente de CEIM, Miguel Garrido, y el exsecretario general de UGT, Cándido Méndez reflexionaron, a partir de los recientes datos de paro, sobre la calidad del empleo, el desempleo juvenil, la adaptación de la formación al mercado laboral y el futuro del trabajo ante la nueva coyuntura económica, tecnológica y global.
Los datos arrojados por los Ministerios de Trabajo y Seguridad Social ponen de manifiesto la fatiga del mercado laboral en nuestro país. En este primer mes del año, España ha destruido 215 mil empleos, y más de 70 mil personas han pasado a engrosar las cifras del paro. Pero, más allá de los números, la sensación que existe es de que la calidad del empleo es peor y de que tener trabajo no garantiza ni estabilidad ni certidumbre, lo que impacta muy directamente en los modos de vida y en las relaciones sociales y familiares.
Partiendo de la base de que un buen trabajo debe cumplir con la doble condición de “ser fuente de recursos y ser vínculo de integración y convivencia democrática”, como lo definió Cándido Méndez, los datos no parecen ir en la buena dirección, puesto que la inestabilidad sigue siendo la nota dominante. La causa, para el ex secretario general de UGT, está en un problema crónico en nuestro país: la baja productividad de las empresas y los problemas de formación, que provoca que para muchos puestos de trabajo haya que buscar a gente de fuera. En su opinión, las altas cifras de paro juvenil en España (una de las más elevadas de Europa), tienen su origen en una falta de adaptación del sistema educativo al sistema productivo desde la educación obligatoria hasta la universidad. “Las universidades tendrían que reforzar las relaciones con las empresas y los sindicatos”, afirmó.
Miguel Garrido, por su parte, habló de la necesidad de trabajar por la viabilidad de las empresas, que es la mejor vía para garantizar la estabilidad en el empleo. Algo que es incompatible con una demonización permanente de aquellos que generan riqueza. “En países donde las empresas tienen mejores resultados, todos ganan y la riqueza de distribuye”, apuntó, por lo “el gobierno debe trabajar para que las empresas ganen dinero”, además de ocuparse de aquellos que no llegan. Pero, si “cuando las empresas ganan, por parte de los gobiernos se las criminaliza, vamos en el camino contrario”.
En la semana en que la patronal se levantó de la mesa de las negociaciones sobre el salario mínimo, éste fue uno de los asuntos que se trató en el coloquio. El vicepresidente de la patronal, aunque considera positivo que los salarios suban, cree que esta subida no puede hacerse sin tener en cuenta la productividad u otros factores, como los costes laborales asociados a las cotizaciones, etc. “El esfuerzo, apuntó, tiene que venir por parte de todos, también del Gobierno”, con propuestas como la de incentivar a los jóvenes en su primer empleo, reducir las cotizaciones a determinados trabajos como los del campo, etc. “Hay que implicar a todos sin perder competitividad”, añadió.
En la misma línea se manifestó Cándido Méndez, que puso en duda las expectativas que ha puesto el Gobierno sobre los posibles beneficiarios de este salario mínimo, puesto que los que cumplen los requisitos son mucho menos de los 2 millones y medio de trabajadores. Un exceso de expectativas que también, desde su punto de vista, se ha depositado en la reforma laboral que, “no contribuye de manera excesiva a la creación de empleo”, como ninguna otra. “La reforma laboral está ayudando a revolver la temporalidad, muy distinto de la precariedad. Solo ha mejorado el entorno, pero la creación de empleo depende de la actividad económica y de las empresas”.
A pesar de los últimos desencuentros entre sindicatos y patronal, precisamente por la negociación sin el acuerdo de los empresarios del salario mínimo, tanto el presidente de CEIM como el exsecretario general de UGT defendieron el valor del diálogo social, “uno de los pilares de la sociedad actual”. “Todos perdemos algo en las negociaciones, indicó Miguel Garrido, pero lo que puede sacar en beneficio de todos con el diálogo entre empresarios, trabajadores y administración es mayor”.
Otro de los aspectos que se abordó en el coloquio fue el cambio de tendencia en las motivaciones de los jóvenes a la hora de buscar empleo. Ya no se busca la estabilidad, sino la realización personal, lo que supone a veces una suerte de autoexplotación que no termina de colmar expectativas laborales ni vitales. El director para la oficina de la OIT en España, Félix Peinado, cree que es importante que todas las empresas respeten la legislación y los horarios de trabajo, también en las consultoras, sometidas a inspección en los últimos. Pero, en su opinión, detrás de esto hay mucho más que un debate de leyes, sino de concepción, lo que requiere todo un debate filosófico más allá del laboral.