Ortega y Gasset, en su ensayo, “la Misión de la Universidad” habla de ella como una institución en la que cualquier reforma que se haga debe respetar la misión que de ella se espera. Históricamente, la Universidad ha sido un espacio de generación de conocimiento para la mejora de nuestra sociedad, conjugando la docencia con la investigación, desde el respeto, la excelencia y la neutralidad ideológica.
Sin embargo, los últimos acontecimientos vividos en ella amenazan con hacerla perder su verdadera misión. Lo vivido en la Universidad Complutense de Madrid durante el acto de declaración como “ilustre” a una de sus alumnas, Isabel Díaz Ayuso, fue un ejemplo. Una batalla de improperios se sucedieron a las puertas de la Facultad de Periodismo entre los que se mostraban a favor y en contra, por ver en esta declaración más un acto político que algo propio de la vida ordinaria de la Universidad. Uno más de otros episodios vividos en los últimos años.
Paralelamente, la nueva ley de universidades pone en riesgo esa neutralidad ideológica que debería tener la Universidad, dando amparo al posicionamiento político de los claustros.
En el primer programa “La gran pregunta” emitido en TRECE el día 28 de enero se analizó el futuro de la Universidad, su misión en la sociedad, la forma en la que se adapta a los cambios y, sobre todo, cómo mantener su esencia en una sociedad fuertemente polarizada y cambiante.
Para ello, se contó con la presencia del Rector de la Universidad Complutense de Madrid, Joaquín Goyache, y el Catedrático de Derecho Constitucional en la UNED, Carlos Vidal. Los dos coincidieron en calificar los hechos ocurridos como “intolerables”, que dicen poco de lo que es la Universidad, donde debe “tener entrada cualquier político, sea del tipo que sea”, defendió Goyache. Como espacio de libertad, donde existe la pluralidad, se debe fomentar el debate interno, pero eso no significa que tenga que tener posiciones políticas, añadió, por su parte, Carlos Vidal. “Es muy triste que se utilicen distintas varas de medir y se intente imponer un pensamiento único. El pluralismo interno ha de trasladarse fuera” y la diversidad de opiniones no puede manifestarse de forma violenta”.
Este rechazo al posicionamiento político en los campus ha llevado a más de un millar de profesores en toda España a firmar un manifiesto por la convivencia en la Universidad y contra la politización de los claustros y los alumnos. María Isabel Fernández Alonso, una de sus promotoras, explicó en el programa las motivaciones: denunciar el intento de la política de apropiarse del pensamiento libre de los claustros y de dibujar un pensamiento oficial, como ocurrió en la Universidad de Barcelona en octubre de 2019, con la emisión de un comunicado conjunto de las universidades catalanas contra las sentencias del procès. El Tribunal Supremo reprobó a la Universidad, pero la LOSU podría amparar estos pronunciamientos si admite las enmiendas de ERC y EH Bildu. Para María Isabel, profesora titular de Comunicación de esta Universidad y miembro de Impulso Ciudadano, Universitaris per la Convivència y Foro de Profesores, esto atentaría contra la neutralidad ideológica de los claustros. “La libertad de expresión es un derecho individual y las instituciones no lo tienen”, alegó.
Pero el futuro de la Universidad va más allá de las luchas políticas. Aunque los cambios en las leyes condicionan mucho su forma de responder a los retos de futuro, su modo de adaptarse a ellos va mucho más allá.
Su devenir pasa por la forma en la que sean capaces de adaptarse al mercado laboral, de reinventarse, de diversificar su oferta para hacerlas más competitivas y sostenibles, y de su agilidad para pegarse al tejido productivo. El Rector de la UCM defendió esta capacidad de adaptación. “España es lo que es gracias a que las universidades estamos pegadas al tejido productivo. Pero tenemos una labor social que nos obliga a estar separadas de las demandas puntuales”.
¿Cómo hacerla más sostenible?
En este sentido, Carlos Vidal puso también en valor la calidad de la Universidad española que, con menos financiación que otros países, es capaz de obtener resultados muy óptimos en muchas cosas. En su opinión, para hacerlas más competitivas sería positivo, como ocurre con EE.UU., que pudieran ser financiadas no solo por el Estado, sino también por las empresas. El gasto de la Universidad, añadió Goyache, se devuelve en talento y conocimiento a la sociedad. “Por cada euro que invierten, devuelven cinco”. Por eso, llamó a apostar por una mayor inversión. Y, ¿cómo hacer este gasto más sostenible? En su opinión, que haya una universidad por cada Comunidad Autónoma supone un gran sobrecoste. “Esto es impopular, lo sé. Pero las universidades deberían de depender del Estado Central sin restar autonomía a las Comunidades Autónomas. Es una cuestión de sobreabundancia en ocasiones”, añadió.
La nueva Ley Orgánica del Sistema Universitario, que espera su votación en el Senado, no es del agrado de ninguno de los dos expertos. Para el catedrático de Derecho Constitucional de la UNED, Carlos Vidal, las medidas que propone son casi “de desmantelamiento del sistema”. “Es gravísimo que la agencia de calidad nacional deje de ser la única agencia que acredite al profesorado para ocupar plazas de funcionario”; habrá diferentes baremos, aunque se hable d de funcionarios a nivel nacional, claustros que podrán tomar posiciones políticas en determinadas cosas, una carrera del docente universitario mal diseñada… “Un caos”.
Sin embargo y, a pesar de todo, creen que la Universidad es y debe seguir siendo un lugar para la formación, la tolerancia y la excelencia.