14/01/2025
Foro de Encuentros Interdisciplinares con la presencia de Paolo Benanti.
¿Cuándo acabará la guerra de Ucrania?
Hace un año la invasión de Rusia a Ucrania puso al mundo en vilo por la posible amenaza de una tercera guerra mundial. Aunque no es el único conflicto armado abierto a nivel global en este momento, la guerra en el seno de Europa ha hecho saltar por los aires la calma tensa que se vivía entre los dos bloques geopolíticos. Las imágenes de los muertos y las riadas de refugiados en el continente resucitaron los episodios más duros de la historia contemporánea.
El coraje del pueblo ucraniano en la defensa de su integridad, la casi unánime respuesta de la comunidad internacional contra Vladimir Putin y el bloqueo económico mantenían la esperanza de una guerra corta. Sin embargo, un año después del inicio del conflicto su fin parece cada vez más difícil y sus consecuencias impredecibles.
El cuarto programa “La gran pregunta”, emitido el día 18 de febrero en TRECE, abordó las causas, el desarrollo y el futuro de la guerra con dos expertos en geopolítica mundial: la exministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, vicepresidenta del Real Instituto Elcano, y el general Pedro Pitarch, ex comandante general del Cuerpo del Ejército Europeo. Pero también se centró en las consecuencias indirectas, aquellas que tienen que ver con la paralización durante meses de la economía mundial y que han derivado en una crisis económica, en una escalada de precios en los combustibles y la energía y han impactado muy significativamente en las personas ya castigadas por las crisis anteriores.
¿Por qué no ha terminado aún la guerra?
Aunque el estallido oficial de la guerra se produjo hace un año, el conflicto en el país llevaba enquistado desde el año 2013 cuando la ciudadanía ucraniana se levantó contra su gobierno para formar parte de la Unión Europea. 9 años después de aquellas protestas, con un presidente como Volodímir Zelenski, ya proclive a los acercamientos de la OTAN y la UE, Vladimir Putin anuncia el inicio de una “operación militar especial” al este del país. Era el día 24 de febrero de 2022 cuando comienza oficialmente un conflicto que, en un año, según cifras de la ONU, se ha cobrado unas 19.000 víctimas civiles en territorio ucraniano (7.199 muertos y 11.756 heridos), además de los militares muertos en ambos países, que varían dependiendo de quién ofrezca los datos. Así, mientras Zelenski cifra sus bajas entre los 13.000 y 10.000 soldados, habla de hasta 140.000 bajas entre los militares rusos. Un drama al que se suman los millones de desplazados dentro y fuera del país en lo que se ha convertido el mayor éxodo en Europa desde la II Guerra Mundial.
Ante los múltiples escenarios sobre el final del conflicto que se barajaban, éste era uno de los menos posibles, explicó María Dolores de Cospedal. Putin esperaba una solución rápida. Pero la unión de los aliados occidentales y el apoyo de la inteligencia norteamericana que, para el general Pedro Pitarch, ha sido un “factor determinante”, ha llevado a una guerra urbana que ha resultado ser muy desfavorable para la potencia rusa, “con unas consecuencias entre sus tropas que muy pocos esperaban”.
Para los dos expertos, aunque el origen de la guerra se remonta al conflicto entre los dos países por la soberanía del territorio, detrás de esta invasión hay todo un propósito de Vladimir Putin de poner en jaque el orden mundial. Como apuntó María Dolores de Cospedal, la salida de EEUU de Afganistán fue entendida por Putin como un síntoma de debilidad desde el punto de vista militar y económico y nunca pensó que la respuesta de los aliados occidentales iba a ser tan contundente, convencido como estaba, además, “de que su control del gas en Europa nos iba a convertir en rehenes”. Desde entonces, toda su estrategia ha resultado fallida y, además de las numerosas bajas militares sufridas, Rusia se está viendo afectada por una serie de sanciones económicas que están haciéndole perder el apoyo de la oligarquía y provocando un malestar generalizado en la población.
La amenaza nuclear
Sin embargo, el apoyo armamentístico de Europa a Ucrania en este año ha resultado insuficiente para unos y poco contundente para otros, por la permanente amenaza nuclear por parte de Putin. “Es evidente que esto nos ha condicionado”, explicó el general Pitarch, porque “Rusia tiene la capacidad, el conocimiento y la doctrina de lanzar armas nucleares”; y “con independencia de que sea el disparate más tremendo que pueda cometer la humanidad”, continuó Cospedal, la amenaza está. Eso, ciertamente, ha podido hacer perder un tiempo de ofensiva, según los expertos, mientras, como criticaba el propio Josep Borrell, se ha estado “discutiendo sobre si dar o no 'los famosos Leopard' por temor a una escalada”. Un tiempo que, afirmaron ambos, Rusia ha aprovechado para seguir preparándose.
En este sentido, el gran quebradero de cabeza de Occidente en estos momentos es cómo mantener el nivel de la ayuda armamentística a Kiev en medio de una creciente escasez en los ejércitos nacionales, que se debaten entre si mandarlo o quedarse sin la protección interna. La mayoría de las capitales europeas se muestran favorables a una compra conjunta de armas. Pero hay trabas presupuestarias, jurídicas y temporales, puesto que, desde el punto de vista jurídico, los tratados comunitarios prohíben el envío de material bélico a un país en guerra con presupuesto europeo. Por ello, una de las opciones es financiarlo desde el Fondo Europeo para la Paz, que es un instrumento ad hoc intergubernamental. “Nadie quiere tomar la decisión por sí solo”, explicó Cospedal, “a pesar de que se espera una ofensiva antes del verano”.
Los aliados de Putin
Aunque la respuesta de la Unión Europea, salvo salvedades dentro de los países, ha sido prácticamente unánime, desde el primer momento del conflicto Rusia ha contado con aliados dentro y fuera del continente, algunos de forma más evidente, como Bielorrusia, Siria y Corea del Norte. Y, otros, desde una posición más indirecta, vinculados sobre todo a movimientos de extrema derecha, populistas y separatistas que intentan debilitar y desestabilizar Europa. Destacan los apoyos de Alexander Lukashenko, en Bielorrusia; del presidente chino Xi Jinping; del presidente húngaro, Víctor Orbán, uno de los más reacios a las sanciones; del presidente sirio Bashar al Asad; o del ex primer ministro italiano, Silvio Berlusconi.
¿Significa esto que Putin tiene una clara ideología política? María Dolores de Cospedal no lo cree. Para la vicepresidenta del Real Instituto Elcano “la única ideología a la que responde Putin es al extremismo y al populismo, con el único objetivo de desestabilizar el orden de la democracia liberal, que es el que ha traído la mayor prosperidad a Occidente”. Detrás de sus términos de “desnazificación” lo que hay es “una idea romántica” de esa lucha del ejército ruso luchando contra los nazis en la II Guerra Mundial, para intentar de alguna manera “involucrar” o engañar al pueblo ruso en una lucha justa contra su enemigo. “Algo que se compadece muy mal con los apoyos que tiene de fuera”.
La respuesta de Europa ante el drama de los refugiados
La guerra de Ucrania ha generado uno de los mayores éxodos de la II Guerra Mundial. 8 millones de personas han cruzado las fronteras ucranianas y más de 10 millones han cambiado de residencia dentro del propio país, según datos publicados por Naciones Unidas. Desde su inicio, la UE ha tenido como prioridad su acogida en los Estados miembros, así como la solidaridad para mitigar los efectos de la guerra. La Comisión de Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE) ha instado desde el primer momento a poner en marcha políticas de solidaridad concretas con los más frágiles, que son los que más están sufriendo por el sobrecoste de la energía, el desabastecimiento y la inflación. José Luis Bazán, asesor jurídico de la institución que representa a la Iglesia en Europa, explicó cómo se ha llevado a cabo este proceso a través de una directiva temporal activada en marzo del año pasado para dar protección inmediata a los refugiados ucranianos. Algo que no ocurre con los que vienen de Siria o Nigeria. Esto, “aunque no necesariamente lleva asociado una injusticia, sí provoca una debilidad en los sistemas de protección de otros refugiados”, reconoció.
En su intervención, apuntó también a la oportunidad que ha supuesto el conflicto de poner en valor, dentro de la heterogeneidad, el espíritu de unidad con el que nació el proyecto europeo. “Del infortunio también se puede hacer virtud”, dijo
¿Cuándo acabará la guerra?
Para finalizar, al hacer una estimación sobre el fin de la guerra ambos coincidieron en que no será pronto. Según Pitarch, la invocación de Stontelberg a una mayor producción de armamento es un síntoma de que se prevé que la guerra sea larga, pues se calcula que Putin tiene una provisión de años. Si a esto se une, además, la intención de agotar a Rusia, “tampoco les viene mal a algunos” que el conflicto se prolongue, concluyó María Dolores de Cospedal.