Con timidez, expectación y, a ratos, nerviosismo. Los 25 nuevos alumnos que arrancan la nueva edición del curso de habilidades digitales que pone en marcha la Fundación Pablo VI con la Fundación Centesimus Annus y VSF empezaban el pasado día 13 de febrero a tener el primer contacto entre sí y con los profesores que van a tutorizar la formación que les puede abrir la puerta para encontrar una salida profesional y vital.
Un año más -y ya son cuatro-, la clase se ha convertido en un crisol de nacionalidades: Honduras, Venezuela, Armenia, Perú, Colombia, Cuba, Brasil, Salvador, etc… Todos ellos proceden de Campus, uno de los proyectos de acogida y acompañamiento de Cáritas Madrid, la institución de referencia a la que recalan, en muchos casos, a las pocas horas de poner su pie en España. En Cáritas se les acoge y se les acompaña cuando no tienen ningún sitio más donde ir. Pero también se les orienta e impulsa a buscar una autonomía económica, como paso fundamental para la estabilidad y la integración en nuestra sociedad.
Para la consecución de este objetivo, esta formación es fundamental, puesto que pretende paliar una brecha, la digital, que genera nuevas formas de exclusión y pobreza, según concluyen los últimos informes FOESSA. Una brecha que no es solo de acceso a la tecnología, sino también de habilidades y criterios para usarla.
El curso comprende 75 horas lectivas que se imparten dos días a la semana, los martes y los jueves. La formación es eminentemente práctica y está centrada en las habilidades básicas que se necesitan, no solo para la búsqueda activa de empleo y la incorporación al mercado laboral, sino también para hacer cualquier gestión administrativa que les permita regularizar su situación. A todos los alumnos participantes se les entrega un ordenador que ceden algunas entidades colaboradoras, y que la Fundación Pablo VI pone a punto para el curso. Si el curso se completa con disciplina y compromiso hasta el final, los alumnos pueden quedarse con el ordenador definitivamente.
Desde que se comenzó el proyecto, hace ya cuatro años, la experiencia no ha hecho más que mejorar, afirma Alfonso Loriga, coordinador del Centro de Formación de Cáritas diocesana de Madrid. Son cada vez más los alumnos que se interesan por él y los que finalizan la etapa formativa consiguiendo un trabajo. Además de las habilidades digitales, hay muchas más cosas que aporta este curso, que es la creación de una red de compañeros y amigos que pueda ayudar a paliar esa soledad que vive el migrante cuando sale de su lugar de origen. Con el proyecto Campus de Cáritas no solo se les formación, sino también una red de apoyo, una seguridad y una confianza que puede evitar la soledad, el aislamiento y la sensación de frustración que acompaña a la migración.
En este proyecto, las entidades colaboradoras unen esfuerzos y recursos para lograr su sostenimiento económico, académico, logístico y organizativo.