05/02/2025
Presentación del libro de María Lladró: “Las siete carpetas de Angelique. Un relato sobre la ética en la empresa”
19/02/2025
Presentación del libro “El trabajo se transforma”
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La revolución digital ha modificado radicalmente nuestra forma de trabajar, de comunicarnos, de relacionarnos con la realidad y entre nosotros mismos con la verdad de las cosas. La robotización está impactando en el empleo, se abren nuevas brechas de desigualdad; y el bienestar social, la cultura, y el sentido de las relaciones humanas y familiares se ve condicionados por el desarrollo y el uso de la tecnología.
Aunque todas las revoluciones tecnológicas han generado cambios disruptivos en el modelo productivo y en la sociedad, que ha reclamado nuevos derechos y ha obligado a hacer cambios en los equilibrios de poder, en esta ocasión los retos que se abren más allá, puesto que ponen en cuestión, incluso, el concepto de ser humano. La frontera entre el hombre y la máquina se ha hecho más difusa; la visión de la realidad está completamente mediatizada y hemos convertido los datos casi en la “nueva religión” que sustituye a las fuentes de autoridad y desmaterializa cualquier industria. Así lo explica Paolo Benanti en su libro, “La era digital”: la ola de tecnología de la información que está engullendo la realidad, y la incapacidad de cuestionar sus supuestos, puede convertirse en una creencia con unas características similares a las de un credo religioso.
Este martes, 14 de enero, durante su visita a España de la mano de Ediciones Encuentro, el teólogo franciscano, que es presidente de la Comisión para el Estudio del Impacto de la IA sobre la Información de la Presidencia del Gobierno de Italia, mantuvo un diálogo en la Fundación Pablo VI con su colega en el órgano asesor de la ONU para la IA, Carme Artigas, ex secretaria de Estado de Digitalización.
En el que ha sido el primer Foro de Encuentros Interdisciplinares del año, ambos reclamaron la necesidad de sólidos códigos éticos para la gobernanza de una tecnología que ha dado lugar a una humanidad totalmente diferente controlada por en software, cuyo poder está concentrado en muy pocas manos. Y, “quien controla esta tecnología, controla la realidad”, apuntó Benanti, “puesto que los procesos están centralizados en la nube y esas nubes pertenecen a 5 empresas que son las responsables del control de todos los datos”, lo que se traduce en limitaciones para expresarse y para deliberar en los espacios públicos y en interferencias en los procesos democráticos, derivando en lo que el asesor en IA del Papa denomina la “democracia computacional”.
Carme Artigas, responsable del primer informe de la ONU sobre el uso de la inteligencia artificial, fue más allá al poner en alerta sobre el riesgo de unos monopolios tecnológicos que no han tenido que pagar por la materia prima -nuestros datos- y que pueden irrumpir en todos los demás sistemas. Todas las industrias están desmaterializadas; las empresas de productos han pasado a ser empresas de datos y seguimos, en el siglo XXI, “valorándolas con balances y cuentas de resultado del siglo XIX”.
Preguntados por Jesús Avezuela, director general de la Fundación Pablo VI, por cómo veían el futuro en los próximos 50 años, ambos pintaron un panorama oscuro si no se pone coto a una tecnología que, a pesar de los múltiples avances que puede traer en la medicina o en la investigación, puede provocar, entre otras muchas cosas, un cambio brutal en el paradigma económico y generar una profunda brecha. Por primera vez en la historia, advirtió Benanti, la máquina va a sustituir a las tareas altamente cognitivas y no aquellas de baja remuneración, lo que puede suponer “el fin de la clase media”.
De ahí la necesidad de controles frente a quienes creen que la regulación frena el desarrollo, añadió, por su parte, Artigas. Del mismo modo que ocurre con la ciencia, “si todo lo que es técnicamente posible, se hace, en alguna parte del mundo alguien lo hará, con todos los riesgos que eso supone”. ¿Cuál es el principal problema en este momento?, explicó. Pues que la primera democracia del mundo, dijo en referencia a EEUU donde el gran magnate de las tecnológicas va a entrar en el Gobierno, “está renunciado a los valores democráticos y al libre mercado, lo que va a suponer un retraso en libertades en los próximos años”.
Una realidad que, lejos de hacernos despertar, asumimos con resignación. Lamentablemente, dijo, “no veo a los jóvenes protestando por los derechos digitales, porque nunca los han tenido. Estamos narcotizados y conectados a un casino portátil”, concluyó.