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Aquel agosto de 1945 el mundo cambió para siempre. Estados Unidos lanzaba dos bombas atómicas en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki que dejaron miles de muertos, provocaron el final de la Segunda Guerra Mundial, y el principio de un auténtico infierno para los supervivientes. Más de 600.000 personas quedaron expuestas a la radiación de las bombas atómicas y unas 200.000 de ellas murieron a finales de ese mismo año.
Una de las víctimas supervivientes fue Shigemitsu Tanaka. Tenía 4 años y vivía a 6 kilómetros Nagasaki, del epicentro de la bomba. Ese día estaba jugando con su hermano y su abuelo cuando vio una luz cegadora y la onda expansiva rompió las ventanas y las puertas de su casa. Al día siguiente, las autoridades de la aldea se organizaron y movilizaron a su madre para auxiliar a los enfermos. “Mi madre solía contarnos la trágica situación que vivió allí: en las aulas, muchos jóvenes y ancianos estaban tendidos en el suelo. Sus heridas eran tan graves que ni siquiera podía distinguir si eran hombres o mujeres. Cuando ya no los oía gemir corría a su ayuda, pero ya estaban muertos”.
Shigemitsu Tanaka es hoy copresidente de la organización Nihon Hidankyo, formada por hibakusas, el nombre oficial que el gobierno japonés otorga a las víctimas de las bombas atómicas. La organización fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz en 2024. Su objetivo es difundir las terribles secuelas físicas y psicológicas de las armas nucleares, así como lograr la prohibición total de su uso en el mundo mediante la firma del Tratado sobre la Prohibición de Armas Nucleares (TPAN) por parte de todos los países.
Participantes en el encuentro de la Fundación Pablo VI
Visita a España
Una delegación formada por miembros de Nihon Hidankyo y de las organizaciones afines: Gensuikyo, Consejo Japonés contra las Bombas Atómicas y de Hidrógeno e ICAN, Campaña Internacional por la Abolición de las Armas, está visitando España estos días para dar testimonio y difundir su mensaje en colaboración con los grupos españoles Alianza por el Desarme Nuclear y Justicia y Paz.
Una de las actividades de la delegación consistió en un encuentro con jóvenes universitarios en la Fundación Pablo VI. Los estudiantes pudieron escuchar el testimonio de Shigemitsu Tanaka y las palabras del resto de las autoridades presentes. Shigemitsu Tanaka durante el encuentro en la Fundación Pablo VI
Secuelas, discriminación y olvido
En su relato, Tanaka no sólo describió el infierno que se desató después del impacto de la bomba si no también las secuelas físicas y psicológicas que ha dejado en varias generaciones y la discriminación que han sufrido muchos supervivientes por sus marcas en el cuerpo y el rostro. El mismo perdió una nieta tres días después de nacer por una malformación grave. Aunque los médicos no se lo pudieron asegurar, Tanaka piensa que fue a consecuencia de la radiación nuclear. Tanaka también denunció la pasividad de los gobiernos. Los primeros años después de la bomba, del ocupado por EEUU, “utilizaban a los supervivientes como conejillos de indias, pero nunca les dieron tratamiento alguno” y luego, del japonés que “desatendió a los hibakushas durante 12 años”. Por todo esto, vive para sensibilizar a la opinión pública y a los gobiernos sobre la necesidad de un mundo sin armas nucleares. “Son armas diabólicas cuyo único propósito es el exterminio. Su abolición es el único camino que nos queda”.
Al borde de una catástrofe nuclear
Yayoi Tsuchida, secretaria general del Consejo Japonés contra las Bombas A y H (Gensuikyo) advirtió de que el mundo de hoy no está a salvo de las armas nucleares. “El peligro de su uso nunca ha sido mayor, estamos al borde de una catástrofe nuclear. Rusia ha reiterado en múltiples ocasiones su amenaza de recurrir al uso de armas nucleares en el contexto de su invasión a Ucrania. A la par, la violencia en Gaza sigue cobrando vidas. En diversas regiones del mundo, como Oriente Medio, Europa y Asia oriental, los conflictos protagonizados por potencias nucleares han intensificado la tensión y el riesgo de una guerra nuclear. Estas naciones han continuado desarrollando, modernizando y expandiendo sus arsenales nucleares”, explicaba a los universitarios.
En el mismo sentido habló Carlos Umaña, copresidente miembro de la junta directiva de ICAN. “Los arsenales nucleares que poseen 9 países pueden acabar con la vida tal y como la conocemos. Las bombas atómicas hoy son 6 veces más potentes que las detonadas en Hiroshima y Nagasaki”, aseguró. “Hay 2.000 cabezas nucleares preparadas para ser detonadas en un minuto”.
En el encuentro también intervinieron Jesús Avezuela, director general de la Fundación Pablo VI, que ahondó en la idea de que en la actualidad un ataque nuclear es posible. “Recientemente el Financial Times lanzaba una pregunta ¿estamos libres de un ataque nuclear? Y el mismo periódico aseguraba que no tenía una respuesta”. El vicerrector de la Universidad Complutense de Madrid, José María Coello de Portugal Martínez del Peral, reflexionó sobre la gran labor que realizan los Colegios Mayores y las universidades en la “transferencia de conocimiento” y por ser “foco de dinamización” y organizar encuentros como este “muy relevantes para la historia y para la paz y con un acento de actualidad”.
Papa Francisco: “El uso y posesión de armas nucleares es inmoral”
En el encuentro también habló Vicente Martín, arzobispo auxiliar de Madrid, de la posición de la Iglesia con respecto a las armas nucleares. Recientemente, el Papa Francisco hizo un llamamiento a “mantener viva” la visión de que “un mundo libre de armas nucleares es posible y necesario”, afirmando que “el uso de la energía atómica con fines bélicos es inmoral, como inmoral es la posesión de armas nucleares”. Y alabó el trabajo de la Comisión General de Justicia y Paz, dentro de la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares, animando a cualquier persona, organización, entidad o parroquia de la Iglesia española a que se una, impulse y exprese su apoyo al Tratado para la Prohibición de las Armas Nucleares de la ONU. El encuentro terminó con una fotografía de los asistentes posando con un cartel a favor del apoyo de este tratado.