La segunda jornada del programa de Liderazgo Humanista de la Fundación Conexus y la Fundación Pablo VI versó sobre los retos que plantean los cambios tecnológicos de la Inteligencia Artificial en distintos ámbitos como el social, el ético o el político y las consecuencias que pueden tener estos cambios a medio y largo plazo.
Las nuevas herramientas tecnológicas permiten que las máquinas creen como un humano, escriban como un humano, establezcan las secuencias lógicas de un humano y casi piensen. Se plantea hasta la posibilidad de que las máquinas puedan alcanzar un nivel de conciencia que nos iguale. José Luis Calvo, ingeniero, y cofundador de Diverger, una empresa que se dedica al desarrollo de tecnologías para la adaptación de las empresas a la nueva era digital es, con sus reflexiones sobre los límites éticos de esta revolución, ya un habitual en el programa. En él invita a los jóvenes a hacerse preguntas sobre aquellos dilemas que surgen tanto en la creación de la tecnología, como en sus usos y aplicaciones. Desde su conocimiento y experiencia, cree que todo intento de atribuir a las máquinas potencialidades humanas que, incluso, nos superen en nivel de consciencia, no son más que ciencia ficción. “Una cosa es entender y otra comprender. Esto último significa conciencia, historia, sentimientos... Y eso no puede ser sustituido por una máquina, que, no hay que olvidar, se nutre de la información que nosotros seamos capaces de trasladarle”.
En esta misma línea, Juan Ignacio Rouyet, doctor en informática, les habló de la importancia de una ética para la aplicación de la IA; para evitar sesgos, manipulaciones, distorsiones de la realidad; y ataques a la verdad y a la libertad de los individuos. Todas estas cuestiones las ha plasmado en un libro con el título “Cómo usar la inteligencia artificial sin que ella te utilice a ti”, que tiene el objetivo de hacer reflexionar sobre el miedo infundado que se le tiene a la IA, a la vez que invita a pensar en todas sus ventajas.
¿La utilización masiva de la IA supondrá el fin de la democracia?
Rafael Rubio, catedrático de Derecho Constitucional en la UCM, impartió la última ponencia del día. Su charla se centró en la posibilidad de que la Inteligencia Artificial pueda acabar con la democracia tal y como la conocemos ahora. “Para analizar este punto es primero preciso ver si esta tecnología está cambiando la sociedad”, puntualizó. La creencia de que la Inteligencia Artificial es objetiva y neutra y que puede llegar a las mejores decisiones por sí misma ha generado unas expectativas que derivan en que una parte de la población crea que la democracia no tiene porqué ser mejor sistema político que otro no democrático, lo importante es que el sistema que haya de resultados, que asegure una prosperidad.
Según Rafael Rubio, el modelo de democracia ha ido cambiando a lo largo de la historia desde su aparición. En la actualidad, estamos entrando en una cuarta fase que se caracteriza por una concentración de poder en manos de organizaciones y empresas que definen lo que es el interés común de una sociedad y ponen al Estado a trabajar a su servicio.
Las tres sesiones fueron abiertas a la participación de todos los jóvenes, siguiendo el objetivo principal de un curso que busca la deliberación y el ejercicio de pararse a pensar sobre los grandes cambios a los que nos enfrentamos en este cambio de época.