“Días fantásticos. He escuchado a Rubalcaba decir que «si no nos hubiesen educado los curas, no hubiese sido posible la transición». Al cardenal Cañizares replicar que lo echa de menos como ministro de Educación. A María Teresa Fernández de la Vega encomiar el papel de la Iglesia en la transición. Monseñor Fernando Sebastián ha reconocido que trabajaba muy bien con Alfonso Guerra. Ya sé que suena imposible, pero ha ocurrido esta semana en el congreso de la Fundación Pablo VI. El consenso del 78 se hizo con este tipo de parejas, con esta disposición a trazar puentes entre contrarios.
Me pregunto por qué fue posible entonces y nos cuesta tanto ahora. ¿Cómo lograron monárquicos, republicanos, católicos o comunistas tender un puente? Por supuesto que hay diferencias, muchas. Pero es que el «otro», el distinto, te enriquece, porque te obliga a salir de ti mismo y contemplar otra visión de la realidad.
Hay grandes desafíos que afrontar juntos. Llegan integrismos religiosos que matan. Se extiende la xenofobia, también entre los ateos. Saber que Alfredo Pérez Rubalcaba valora el esfuerzo de Macron por acercarse a la Iglesia es importante. Luego están la espantosa desigualdad, las migraciones masivas y los populismos. Coincidir en estas prioridades con Fernández de la Vega revela interesantes confluencias. Ver charlar amigablemente a Guillermo Fernández Vara y Pablo Casado es mucho mejor que este constante graznido que nos acompaña en la vida política. Juntos somos más, simplemente. Este oportuno congreso no sólo ha iluminado la colaboración del pasado. Quizá es más importante que ha trazado perspectivas de futuro”