La Iglesia juega un papel fundamental en la construcción permanente de una sociedad más humana, más justa y democrática. “Iglesia y Democracia, aunque sean diferentes e independientes, no son ajenas, ni externas la una a la otra, sino que viven en el mismo ser humano y existen las dos para el bien del hombre, aunque sea en órdenes y con medios distintos”. Son palabras del director general de la Fundación Pablo VI, Jesús Avezuela, en el Encuentro de Pensamiento Cristiano que ha celebrado este martes, 2 de junio, en Sevilla con el título ‘La Iglesia en la sociedad democrática’.
Organizado por la Delegación de Apostolado Seglar, el encuentro ha ahondado en el tema del gran Congreso celebrado en la Fundación Pablo VI el pasado mes de octubre, en el que se contó con la participación de figuras como el Cardenal Fernando Sebastián, la Presidenta del Consejo de Estado, María Teresa Fernández de la Vega; el ex vicepresidente del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba; el Cardenal Antonio Cañizares, Arzobispo de Valencia o el Presidente del PP, Pablo Casado.
Recordando las palabras del inolvidable Fernando Sebastián en la sesión inaugural del Congreso, Jesús Avezuela ha manifestado que “la Iglesia española quiere ser una fuerza positiva y moral, que actúe sin privilegios de ninguna clase a favor de la libertad y del bien integral de todos”. Su papel en la sociedad debe estar al “servicio del bienestar y la prosperidad de todos los españoles sin distinción y discriminación alguna”, favoreciendo “la convivencia y la integración” sin partidismos. Porque el compromiso de la Iglesia, ha añadido, es “ser universal, abierta, acogedora e integradora, capaz de proporcionar razones y caminos para la convivencia y la unidad”.
La Iglesia, aliada de la Democracia
Pero al igual que la Iglesia tiene deberes y responsabilidades, los Estados deben garantizar también el respeto a la libertad religiosa, que es “la suma de muchas libertades, libertad de pensamiento, libertad de comportamiento, libertad de asociación”. Porque la Iglesia “no es una amenaza para la democracia ni para las libertades de los ciudadanos”, sino una aliada, ha asegurado.