“No se puede criticar el sistema económico y después fomentarlo con nuestro modo de consumo e inversión”. Han sido las contundentes palabras de Alessandra Smerilli, la religiosa que asesora al Papa en asuntos económicos, como Consejera de Estado. Profesora de Economía Política en la Facultad de Ciencias de la Educación Auxilium, de Roma, Smerilli habla de la economía civil, basada en la responsabilidad y solidaridad, como un modelo que debe implicar a todos los actores del sistema económico, empresas, banca y consumidores. “Comprar es un acto moral, no sólo económico”. Por eso el impacto medioambiental o el fomento de una economía precaria “depende también de cada uno de nosotros”.
Alessandra Smerilli ha sido la encargada de inaugurar el Curso de Formación en Doctrina Social de la Iglesia sobre el tema “La economía civil. Una economía para las personas” que quiere poner sobre la mesa nuevos modelos de entender la economía, más igualitarios, más justos y sostenibles, respetuosos con el medio ambiente y garantes de la dignidad de la persona.
La profesora de Economía, nombrada consejera de Estado en el mes de abril, defiende la economía civil no como una “economía de los buenos o la gente piadosa”, ni tampoco como la “economía del Tercer Sector”, sino como un modo de vida basado en la colaboración y la reciprocidad. Es no especular, no estar en el mercado para ganar el máximo, sino estar para todos y también para sí mismo.
No se trata de demonizar el sistema capitalista, sino buscar el término medio entre “una economía salvaje o una economía colaborativa”. Porque “nos encontramos en un momento en que las diferencias entre ricos y pobres son tan grandes como las que existen entre los elefantes y las hormigas”, ha dicho. Algo que va más allá del control económico ya que “cuando unas pocas personas concentran la riqueza están en situación de imponer la voluntad de una nación”. Y “los oligopolios y la concentración del poder en pocas manos es uno de los grandes problemas de actualidad”.
Aunque pueda llegar a parecer un poco utópico, ha aclarado Smerilli, hay muestras y modelos de empresas que fomentan este tipo de economía civil y que funcionan, desde cooperativas hasta multinacionales. Citando el ejemplo de Adriano Olivetti, “una de sus máximas preocupaciones fue dar a los miembros de su tierra una vida más fácil”. Por lo tanto, ha explicado, “una empresa por el mero hecho de serlo puede ser generadora del Bien Común, si contribuye al desarrollo del territorio propio y otros territorios y si hace avanzar en la democratización del mercado”.
La sostenibilidad para combatir la pobreza
No ha sido fácil hasta ahora asumir la relación directa entre impacto medioambiental y pobreza, pero el Papa Francisco es claro en la Laudato Si’: “el grito de la tierra es también el grito de los pobres y si hay un deterioro mediambiental son ellos los que pagan las consecuencias”. Por eso, la sostenibilidad es también uno de los principios que debe guiar un modelo económico civil.
La importancia de unas finanzas éticas
Como miembro del Comité de Banca Ética, Smerilli cree fundamental conocer en qué se invierte el dinero. “Si no nos interesamos en cómo nuestro banco está gestionando nuestro dinero podremos ser cómplices de guerras, de pobreza o del cambio climático”. Hoy podemos pedir a nuestros bancos información de cómo invierten nuestro dinero y exigir inversiones sostenibles. “No vale decir que nosotros no podemos hacer nada. La economía civil, ha concluido Smerilli, debe empezar por cada uno de nosotros”.
En el acto de inauguración la Secretaria de Estado de Economía del Vaticano ha estado acompañada por el Presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, Mons. Atilano Rodríguez, quien ha recordado que la Iglesia no puede estar al margen y permanecer alerta ante los problemas que afectan a las personas. Como dice el Papa, “debe estar en estado permanente de misión y no callar ante las injusticias”. “Si la Iglesia no está para servir y poner a las personas en el centro, puede existir la tentación de usarla a nuestro antojo”