El mes de agosto de este año se cumple el triste aniversario de uno de los episodios más terribles de la historia reciente: el ataque con bombas nucleares a las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. Un 6 de agosto en la primera, 3 días después en la segunda, un gran hongo gigante de humo, cenizas y fuego, dejó una huella de destrucción y muerte instantánea y una estela de afectados por el veneno radiactivo invisible.
Sólo en Hiroshima murieron el día de la bomba unas 80 mil personas y otras 200 mil quedaron heridas. La mayoría de las víctimas iniciales sucumbieron a la onda expansiva, la energía térmica generada y la radiación ionizante inicial. Muchos miles más murieron en los días, semanas y meses posteriores. En total, unas 214.000 personas perecieron por el efecto directo de las bombas. Pero, lo que pocos esperaban es que su impacto duraría, no unos años, sino décadas enteras. La radiación dejada en la zona sigue aún hoy mostrando sus efectos en los supervivientes que enfermaron y los niños que nacieron con la radiación impresa en su ADN.
Setsuko Thurlow es una de los cerca de 200 mil hibakusha (supervivientes de las bombas nucleares) que quedan aún vivos. Con 13 años fue testigo del bombardeo de EEUU a su ciudad natal, Hiroshima, y sus recuerdos “de destrucción y muertes grotescas y masivas” siguen hoy provocándole un profundo dolor. Como muchas hibakusha, Setsuko trabaja para concienciar al mundo sobre “lo que significa la guerra nuclear” y por el desarme, “en honor de aquellos que sufrieron y murieron en agosto de 1945”. Su papel decisivo en la creación del histórico Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, en julio de 2017, la llevó a recoger en diciembre de ese año el Premio Nobel de la Paz en nombre de ICAN, la Campaña Internacional para abolir este tipo de armas.
La Iglesia y el Tratado sobre la Prohición de las Armas Nucleares
En las negociaciones de este Tratado, firmado por 122 Estados en 2017, ha jugado un especial protagonismo la Iglesia Católica. En noviembre de ese año, el Vaticano, uno de los primeros Estados firmantes del acuerdo, promovió el simposio «Perspectivas para un mundo libre de armas nucleares y un desarme integral», con la participación de 11 premios Nobel de la Paz, dirigentes de la ONU y de la OTAN y diplomáticos representantes Rusia, Estados Unidos o Corea del Sur. En él, el Papa Francisco advirtió sobre los “catastróficos efectos humanitarios y ambientales de cualquier empleo de dispositivos nucleares”. Dos años después, en su histórico viaje a Hiroshima y Nagasaki, el Santo Padre calificó de “inmoral la posesión y el uso de la energía atómica para fines de guerra” e hizo un llamamiento contra la proliferación de su uso.
Impulsados por este mensaje, movimientos como Justicia y Paz están promoviendo grupos de trabajo para sensibilizar contra el uso de armas nucleares. Con este motivo, el próximo jueves, 27 de febrero, tendrá lugar en la Fundación Pablo VI un encuentro con la hibakusha Setsuko Thurlow, que visita a España de la mano de la ICAN.
En el encuentro se escucharán las voces de la propia Thurlow y de Carlos Umaña, miembro de Médicos por el Desarme Nuclear y uno coordinadores de la campaña de ICAN a nivel internacional. Será una oportunidad para conocer de cerca el trabajo que se está desarrollando en todo el mundo para alertar contra un riesgo real, que, sin embargo, se ha relativizado.
Para asistir al evento es necesario incribirse en el siguiente correo:
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