Síntesis de la sesión del 11 de abril de 2024
La cuarta sesión del seminario tuvo como tema la migración en la Unión Europea, el contexto demográfico, y su repercusión en la capacidad de respuesta institucional de Europa. Mercedes Fernández, directora del Instituto de Estudios sobre Migraciones de la Universidad Pontificia Comillas, intervino como ponente y Joaquín Recaño, Investigador asociado al Centro de Estudios Demográficos de la UAB, aportó el comentario. La sesión continuó con las aportaciones – verbales o escritas - de varios miembros del Consejo de dirección y del Comité de expertos del seminario, en un debate conducido por Jesús Avezuela, director general de la Fundación Pablo VI, y Domingo Sugranyes, director del seminario
Mercedes Fernández comenzó su exposición con una visión panorámica de la situación en cuestión de migración de los países del sur y este de Europa. España, Grecia, Italia y Portugal se caracterizan por haber sido, décadas atrás, emisores de migrantes y convertirse, con el tiempo y su despegue económico, en receptores. Cuentan con entre un 10% y un 15% de población extranjera. Italia y Grecia tienen en común su cercanía a zonas de conflictos que provocan el desplazamiento de población, mientras que la migración en Portugal y España también se debe a sus relaciones coloniales históricas. Con respecto al tipo de migración, lo más destacado es que es, en su mayoría, mano de obra no cualificada que se dedica al sector servicios y de la construcción. Con el paso de los años, la migración de los países del sur se asemeja cada vez más a la centroeuropea, en la que el grueso de las personas que llegan son familiares de inmigrantes ya asentados que piden la reunificación familiar. El reto principal de todos los países europeos es la integración económica, social y cultural de los migrantes.
En cuanto a los países del este, Mercedes Fernández destacó cuatro: Rumanía, Hungría, Polonia y República Checa. Tienen en común que son países fronterizos de la Unión, tienen una población migrante baja, de entre el 2% y el 5%. Los gobiernos de Hungría y Rumanía se caracterizan por tener políticas reactivas ante este fenómeno.
Mercedes Fernández recordó que el marco político y jurídico para la gestión migratoria ha sido reformado este mismo mes de abril de 2024 e hizo una comparación del sistema anterior con el nuevo.
- Las normas de Dublín han sido sustituidas por el Reglamento de Gestión de Asilo y Migración (RGAM). El nuevo sistema establece unas normas claras sobre el Estado miembro responsable de gestionar una solicitud de asilo y establece un sistema de solidaridad entre Estados miembros.
- El Código de fronteras Schengen, de libre circulación de ciudadanos por la UE, se ha reformado para mejorar la gestión de las fronteras exteriores y la seguridad.
- Se cambia la política de asilo SECA y se actualiza el reglamento Eurodac (base de datos de huellas dactilares). Se ha generado un nuevo protocolo de control biométrico y un sistema de mayor control de las personas que piden asilo. La posible consecuencia de este cambio es que será más difícil la circulación de personas en situación irregular.
- El Sistema de Frontera y Guardia Costera Europea FRONTEX continúa con un enfoque más integrado y coordinado con los nuevos procedimientos de control fronterizo.
Las ventajas de la nueva política común europea son un enfoque unificado, la solidaridad entre los distintos miembros de la UE y la colaboración con los países de origen y tránsito. En este último punto, Mercedes Fernández sugirió que “no puede mirarse sin cierto recelo esto de colaborar; como todo el mundo sabe, la Unión Europea da verdaderos dinerales a los países limítrofes y no estoy convencida de que Turquía, Siria o Libia sean países seguros”. Entre los inconvenientes de una política común migratoria señaló la rigidez, la externalización de la gestión de fronteras o el no abordar las verdaderas causas de la inmigración “Es evidente que mientras no se frenen las injusticias en los países de origen, la gente va a seguir viniendo porque dado que no tienen nada que perder quizás sea más rentable arriesgarse a perder la vida migrando que tener la seguridad de que la va a terminar perdiendo de una manera o de otra en su país de origen”. Mercedes Fernández también señaló como significativo el hecho de destinar una gran parte del presupuesto a la seguridad: “FRONTEX se lleva un 60% del presupuesto de la política migratoria y eso da que pensar”.
Con respecto a la reforma del marco para la gestión migratoria, Mercedes Fernández destacó una serie de cuestiones que se van a poner en marcha como el nuevo mecanismo de solidaridad por el cual los estados miembros que se quieran “librar” de los migrantes pagarán un dinero a la UE. “Por lo que he podido leer, pagando el módico precio de 20.000 euros por cada refugiado se les puede mandar a otro lado”, explicaba Fernández. También mencionó la creación de centros específicos fuera de las fronteras de la Unión Europea donde los migrantes pueden estar un plazo máximo de 6 meses. Se crearían en países como Turquía, Argelia, Libia o Siria. “Todos conocemos los centros de internamiento de inmigrantes y las connotaciones negativas que tienen, pero dicen que va a ser un procedimiento más eficaz para proteger el espacio Schengen y las fronteras exteriores”, apuntó Mercedes Fernández.
La gran mayoría de las ONGs han calificado el nuevo marco de migración de la UE como un retroceso para los derechos de los migrantes, con un mayor control de las fronteras y la posibilidad de hacer devoluciones mucho más rápidas.
Mercedes Fernández terminó sometiendo unos puntos a debatir, respecto del nuevo marco normativo: la presión fronteriza que soportan lgunos Estados, la distribución desigual de los refugiados, la seguridad de las personas migrantes en tránsito, el respecto a los derechos humanos de los migrantes y la cohesión social. “Es curioso porque cuando uno ve los presupuestos para la migración, los fondos para la cohesión social son cada vez menos”.
A continuación, Joaquín Recaño comenzó con una afirmación contundente: “Europa no tiene política migratoria, tiene política de asilo, son dos cosas distintas”. Y con un dato: según Eurostat, el año pasado entraron en Europa 6 millones de inmigrantes. Sólo España recibió más de 1 millón de inmigrantes y vinieron fundamentalmente en avión. “Nuestra frontera real es el aeropuerto. La frontera sur genera problemas en Canarias, pero es un flujo muy pequeño en el conjunto”. Por esta cuestión, Recaño ve insuficiente el sistema europeo de migración. “Estamos hablando de una política que no habla de la regulación de los flujos y de cómo ordenarlos”.
Para contextualizar el tema, Recaño aportó unos datos demográficos. España tiene la natalidad más baja de toda Europa. En el año 2022 registró 1,16 hijos por mujer y, por otro lado, una de las esperanzas de vida más altas de todo el mundo. La conclusión es que tenemos unos espacios condenados a un envejecimiento muy rápido. “Necesitamos la inmigración. Y no sólo es una cuestión del mercado de trabajo, si no que muchos servicios públicos del estado de bienestar van a depender de esa entrada de flujos de inmigración como, por ejemplo, el cuidado de los ancianos. Por eso la política de migración no tiene que ser sólo la política de asilo”.
Recaño apuntó varios datos de los flujos migratorios de la Unión Europea. Los dos países que más migrantes reciben son Alemania y España. En el año 2023, un tercio de los migrantes que se asentaron en España eran colombianos. Y se inscribieron en nuestro país casi 100.000 marroquíes. “De qué estamos hablando cuando hablamos de política migratoria?”
En síntesis, Joaquín Recaño lanzó tres cuestiones para el debate:
- Hasta qué punto esta nueva política migratoria va a ser “papel mojado” después de las elecciones europeas de junio, si como parece, pueden cambiar las mayorías en la UE.
- La frontera interior. La integración de los inmigrantes dentro de las fronteras de la UE. Ya se habla en Alemania y Francia de los problemas de la segunda y tercera generación de migrantes, mientras que en España todavía estamos en desarrollo migratorio relativamente reciente.
- La gestión de la demografía africana y latinoamericana. África va a ser el área de mayor desarrollo demográfico de los próximos años y puede llegar a ser un “verdadero polvorín”. Los flujos de Latinoamérica hacia Europa se han incrementado notablemente, especialmente los de Venezuela y Colombia. “Y habrá que ver qué pasa con Argentina en los próximos años”.
En el debate, algunos expertos abundaron en la idea de que ni Europa ni España tienen una verdadera política de migración que permita, lejos tanto del buenismo como de toda tentación supremacista, enfocar por un lado las necesidades económicas y demográficas de nuestra sociedad y, por otro lado, las aspiraciones de los candidatos a emigrar. Algunas intervenciones proponen que se distinga entre migrantes económicos y refugiados políticos, mientras otros hacen hincapié en la inevitable presión de unas poblaciones crecientes y unos países pobres – especialmente los de África – frente a un espacio de vida acomodada que, a pesar de todo, parece ofrecer posibilidades de éxito personal y familiar: en palabras de un experto, “los bárbaros de la Antigüedad no pedían visado”. En sus respuestas, los ponentes observan que si, en efecto, no existe una política directora para controlar los flujos migratorios, sí en cambio existen políticas – explícitas o implícitas, más o menos efectivas – en materia de integración y de cohesión social. España en este sentido no presenta una experiencia demasiado negativa, puesto que ha existido en nuestro país un consenso tácito por el que gobiernos de distinto color político han aprobado sucesivas normas de regularización (siete desde 1980 hasta la fecha). Tampoco se han creado en España los guetos de inmigrantes que se conocen en otros países europeos, en parte quizás debido a una lengua común entre el país de acogida y una mayoría de inmigrantes.
Los verdaderos problemas de cohesión social tienen que ver, no tanto con el miedo al extranjero, sino con la “aporofobia”, el rechazo al marginado. Esto explica que se integren sin demasiadas dificultades los inmigrantes “de aeropuerto” – son mayoría y viajan en avión porque pueden hacerlo – mientras que el “drama” migratorio gire casi exclusivamente en torno a la inmigración procedente del África Subsahariana, minoritaria en nuestro caso. Tampoco se puede distinguir siempre en la práctica entre inmigrantes económicos y solicitantes de refugio político, sabiendo las gravísimas circunstancias políticas y sociales de muchos inmigrantes, sobre todo africanos, y los artificios con los que se manipulan pasaportes y documentos de origen.
El intento de controlar el abuso de la documentación y la circulación ilegal dentro de la Unión Europea lleva a la introducción de nuevas medidas biométricas, un aspecto que sin embargo levanta fuertes resistencias en algunos sectores de opinión.
Las migraciones han existido en todas las épocas y, siempre y cuando la Inteligencia Artificial no reduzca o anule las posibilidades de empleo en Europa – como piensan algunos -, se seguirán produciendo flujos importantes hacia la Europa desarrollada. La falta de previsión en la materia refleja las rigideces y las incertidumbres del mercado del trabajo, que afectan a la población en general. Las políticas de integración merecerían mucho más apoyo financiero, también por parte de la UE. Es curioso ver, en este sentido, cómo las ayudas europeas – el programa Horizonte de investigación e innovación, por ejemplo – que en un principio apoyaban la integración de los niños inmigrantes, se han reorientado, primero a las intenciones de retorno y al desarrollo en origen, y más recientemente a prevenir la radicalización y a un mejor control de fronteras.
Los casos más hirientes de desintegración social se manifiestan a menudo en la segunda y la tercera generación, como se puede ver en Francia o en Alemania, mientras que, en España, con un fenómeno migratorio más reciente, aún no se han producido estos conflictos.
En todo caso, el hecho de que la UE se limite a reglamentar el asilo – sin pretender canalizar la inmigración en sí – no es necesariamente criticable en una perspectiva de economía social de mercado. Pero sería deseable que el debate público no se limitara a estas normas de admisión, quizás necesarias, sino que ayudara a entender el fenómeno en su conjunto y a calmar el miedo irracional al extranjero. Un debate sereno sobre la migración requiere esencialmente de una visión correcta de los hechos y de los números – lo que ayuda, no a ignorar el drama de las pateras, pero sí a contextualizarlo – y no se puede enfocar bien sin un discurso más amplio sobre la sociedad en su totalidad, sobre el respeto mutuo, el intercambio entre culturas, y la supremacía de la igualdad y de la ley.
Listado de asistentes en la sesión del 11 de abril de 2024
- Jesús Avezuela Cárcel, director general de la Fundación Pablo VI
- Agustín Blanco Martín, director de la Cátedra J.M. Martín Patino de la Cultura del Encuentro, Universidad Pontificia Comillas
- Diego Bodas Sagi. Lead Data Scientist, Mapfre
- José Luis Calvo. Cofundador, Diverger
- Esther de la Torre Gordaliza. Global Sustainability Area- Inclusive Growth, BBVA
- Rafael Doménech. Head of Economic Analysis, BBVA Research
- Mercedes Fernández, directora del Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones
- Raúl González Fabre. Ingeniero y filósofo, Universidad Pontificia Comillas
- Francisco Javier López Martín. Exsecretario general de Madrid, CCOO
- Alfredo Marcos Martínez, catedrático de Filosofía de la Ciencia, Universidad de Valladolid
- Miguel Ángel Martínez López. Ingeniero de Telecomunicación y escritor. Director de innovación en YBVR
- Joaquín Recaño, Investigador asociado al Centro de Estudios Demográficos
- Domingo Sugranyes Bickel, director del seminario de ética socioeconómica, Fundación Pablo VI