14/01/2025
Foro de Encuentros Interdisciplinares con la presencia de Paolo Benanti.
¿Ciudades que cuidan?
Los alcaldes de nuestros municipios, así como los aspirantes, se han puesto en marcha para afrontar el próximo 28 de mayo las elecciones locales. Todos ellos se afanan en promocionar una ciudad atractiva y bella para el turista, cómoda y saludable para el habitante que vive en ella y, a ser posible, con un gran potencial económico. La realidad no siempre es así. A pesar de este interés -cualquiera que sea la ideología que impera- por que las ciudades sean referentes de sostenibilidad, de innovación, de creatividad, de alta tecnología y de compromiso con su población en crear vínculos de cuidado, no siempre las ciudades caminan por esos derroteros.
Como vaticinó el mítico columnista de The Washington Post, Neal Peirce, y experto en políticas públicas urbanas, las ciudades serán en los dos próximos siglos el modo principal de organización político-social, como lo han sido en los dos siglos anteriores las naciones, y antes los imperios. En efecto, vivimos un crecimiento sin precedentes de la urbanización y las ciudades se han convertido en los últimos decenios en un inexorable polo de atracción. La radiografía de población en España, como en la mayoría de los países, ha cambiado radicalmente y, pese a los lamentos generales por el vaciamiento de la España rural, lo bien cierto es que ya, prácticamente, 8 de cada 10 habitantes viven en una gran ciudad.
Las causas de esta situación son muchas, pero, sin entrar ahora en ellas, lo que sí que resulta preciso es tener en cuenta este nuevo paradigma a la hora de legislar y de construir el modelo de ciudad como organización más efectiva y como ciudad cuidadora, tal y como muy acertadamente reivindica la Fundación Mémora, en su proyecto ‘Ciudades que cuidan’. Un proyecto que tiene por objetivo fomentar ciudades amigables, compasivas, inteligentes y saludables, en cuyo núcleo de este modelo integrador late con fuerza el concepto de cuidar, como el alma de la nueva urbe.
Ciertamente, los ayuntamientos, especialmente los de las grandes urbes, se enfrentan a graves problemas de infraestructuras, fiscalidad y financiación, vivienda, salud, seguridad o transporte, entre otros muchos, que exigen una visión conjunta de los problemas. Pretender resolverlos, como se ha escuchado recientemente, con la parece que inminente ley de vivienda, que trata del llamado alquiler asequible y alguna otra medida de regeneración de la vivienda, no es la solución. Es preciso repensar estas ciudades-estado de un modo más global y sin etiquetamientos de izquierdas o derechas. No sé si las propuestas del profesor de la Sorbona Carlos Moreno sobre el “cronourbanismo” y la llamada ciudad de los 15 minutos, donde los servicios habituales están a esa distancia de tu casa, es una opción válida o utópica, como tantas otras. Lo que sí es incuestionable y urgente es la necesidad de reordenar el galimatías de distribución competencial entre municipios, autonomías y Estado, en lugar de hacer remiendos parciales que se apuntan a su haber uno u otro partido y que, desde luego, no favorecen una visión de conjunto y de futuro de la ciudad. Lo que sí es prioritario es, en suma, pensar en ciudades más amigables, toda vez que, al parecer, en los próximos tiempos, estamos predestinados a vivir en los nuevos imperios de las urbes.
Jesús Avezuela
Director general de la Fundación Pablo VI