Nuestra Constitución española ha consagrado un sistema tradicional de acceso a la función pública, el de las oposiciones, preceptuando que la selección en el empleo público se rige por los principios de mérito y capacidad, igualdad y publicidad.
En un mercado laboral como el español donde hay tanta precariedad, especialmente para el empleo juvenil, la función pública es una salida muy solicitada y quizás por eso el sistema de oposición es objeto de uno de los tópicos más recurridos en nuestro país: se dice que tenemos el mayor número de funcionarios en comparación con nuestros vecinos europeos y el funcionario es concebido como un empleado con privilegios en un mundo de inestabilidades e inseguridades.
Es también objeto de crítica que el sistema para acceder a los altos cuerpos del Estado (jueces, fiscales, registradores, notarios, abogados del Estado, …) es propio de otro siglo y que está reservado a las élites. Crítica que es también compartida en otros países hasta el punto de que el Presidente francés, Emmanuel Macron, en respuesta a la revuelta de los gilets jaunes (chalecos amarillos), hizo reformas -más nominales que de fondo- en la prestigiosa École Nationale d’Administration que nació precisamente para democratizar el acceso a la alta función pública del Estado a través del mérito por concurso. Como dato, siete de los presidentes franceses que ha habido desde 1958 se graduaron en esa Escuela Nacional de la Administración.
Ahora bien, más allá de estas críticas, lo bien cierto es que la preparación de las oposiciones requiere un esfuerzo muy sobresaliente, permitiendo que todo el mundo -sobre la base del mérito y capacidad- pueda acceder a los altos cuerpos de la Administración Pública. Ese fundamental valor es el que debe primar por encima de otros como es el también esfuerzo económico que en ocasiones supone (los honorarios de los preparadores, la residencia en el caso de tener que desplazarse fuera de casa, …). Por eso un sistema de becas puede ser una buena solución para impulsar más si cabe el principio de igualdad que impera en estos procesos de selección.
La Fundación Pablo VI acumula una larga experiencia en el acompañamiento a estudiantes de oposiciones, a través de sus residencias León XIII, Pío XI y San Alberto Magno, razón que le ha llevado a la creación de un nuevo centro de preparación, la Escuela de Oposiciones Herrera Oria para la formación integral de los futuros funcionarios de la Administración General del Estado con un profesorado compuesto, principalmente, por antiguos residentes que trabajan actualmente en la Administración Pública. El próximo 1 de septiembre la Escuela de Oposiciones será una realidad.
Jesús Avezuela
Director general de la Fundación Pablo VI