Kalaumari Mayoral Peña, ingeniero en biotecnología, ha sido uno de los 15 jóvenes participantes en el Programa de Liderazgo Iberoamericano de la Fundación Pablo VI. Natural de Querétaro (México), su proyecto de investigación en el Instituto Tecnológico de Monterrey está destinado a detectar el cáncer de mama de forma precoz a través de un dispositivo de bajo coste portátil y fácil de implementar, con el que quiere ayudar a disminuir la brecha que hay entre las zonas más desfavorecidas del planeta, con altos porcentajes de detección tardía del cáncer, y aquellas donde hay más acceso a la sanidad, lo que facilita los porcentajes de éxito en la curación de la enfermedad. Su máxima, hacer el conocimiento científico accesible a la sociedad y, sobre todo, a aquellos que más lo necesitan.
P. ¿Por qué, con tu perfil tan técnico y científico, postulaste a un programa con un carácter tan humanista?
R.- Porque creo que podemos llevar los conocimientos y el desarrollo tecnológico más allá y porque creo que esa información y ese conocimiento que se está generando puede ser muy útil y tener un impacto relevante para la sociedad.
P. Tu investigación es una muestra real del gran impacto positivo que la ciencia puede generar en la sociedad pues va destinado a acabar con un problema que a todos nos preocupa, el cáncer, facilitando su diagnóstico precoz. Sin embargo, la investigación científica no siempre es vista de forma tan positiva y muchas veces genera controversia, por sus límites o los miedos a un desarrollo que impacte directamente en la identidad del ser humano. ¿Como crees tú que, desde esta experiencia de liderazgo y desde tu trabajo, puedes contribuir a esta visión de la ciencia en positivo y a usarla para mejorar el mundo?
R.- Yo creo que la ciencia es una de las herramientas más efectivas que nos permite entender la realidad y los fenómenos sociales y naturales de una manera más completa y razonada, como es el caso del cáncer.
El cáncer es una enfermedad bastante compleja, no solo desde el punto de vista científico, sino porque tiene grandes implicaciones sociales y económicas. Gracias al conocimiento científico, podemos atacarla desde mejores puntos, y un aspecto clave tiene que ver con la prevención y el diagnóstico temprano. El primer punto hacia esa prevención y diagnóstico tiene que ver con la concienciación y la educación de las personas y especialmente de las poblaciones vulnerables que no tienen acceso a todos los recursos de salud o a todas las herramientas que existen. Por un lado, creo que la ciencia puede permitir la democratización del conocimiento y la tecnología, promoviendo la llegada de sistemas de diagnóstico a lugares donde antes no se podía. Por otro lado, es necesaria la promoción de una educación bien fundamentada que permita tanto la concienciación como el desarrollo de estrategias que ataquen problemáticas como el cáncer u otras enfermedades crónico-degenerativas que están muy presentes en nuestras sociedades actuales.
Kalaumari Mayoral en una de las sesiones formativas del programa de Liderazgo Iberoamericano
P: Una de las líneas de trabajo de la Fundación Pablo VI es la bioética. La pandemia ha puesto en evidencia la necesidad que tenemos de recuperar el cuidado, la cercanía, aquello que va mucho más allá de la mera investigación técnica. En una sociedad como la actual, ¿crees que nos hemos olvidado de la ética? ¿Cómo encontrar un equilibrio entre la ética y la técnica, el desarrollo científico y el cuidado?
R: Yo creo que a veces, al centrar mucho la investigación en el desarrollo tecnológico, se puede perder un poco de vista la idea de que los científicos somos también ciudadanos. Muchas veces se nos presenta rodeados de mitos y acompañados de una imagen caricaturesca. Al final, creo que es importante recordar que somos ciudadanos como cualquiera con nuestras propias creencias, y esta profesión tiene también unas implicaciones éticas y de interacción con la sociedad que no deben considerarse aparte. Por eso, considero importante que la formación científica vaya acompañada de una formación en bioética, especialmente cuando ésta se dedica a todo lo relacionado con las ciencias de la vida. Creo que la investigación científica se realiza de acuerdo con parámetros muy rigurosos en el ámbito de la bioética que muchas veces no se dan a conocer o no son tan populares, pero eso no significa que no haya una serie de alineamientos y principios que se tienen que respetar. En el caso del Covid y el desarrollo de las vacunas yo considero que los procedimientos que se tuvieron que cumplir fueron muy muy exigentes para garantizar la seguridad. Afortunadamente, lo que ocurrió fue que se logró disminuir el tiempo de la burocracia (porque gran parte de lo que ralentiza el desarrollo en el ámbito médico es la burocracia, los permisos y las pruebas. Creo que la coordinación que se logró entre los institutos de salud, los centros de investigación y las farmacéuticas fue lo que permitió el desarrollo de las vacunas en un tiempo récord. Pero que se haya realizado en un tiempo récord no significa que no se haya cumplido con los estándares mínimos que se exigen en materia de seguridad y de calidad.
P: ¿Cómo se explica entonces que, en un momento de máxima transparencia y de un acceso tan democrático al conocimiento se estén produciendo estos niveles de negacionismo que llevan a negar la evidencia científica hasta el punto de negar la existencia del propio virus?
R: Sí, es una situación compleja. Hay una serie de fenómenos sociales que siguen una dinámica muy interesante porque nosotros como seres humanos tenemos un sesgo cognitivo que afecta también a la cuestión emocional. Entonces no es casualidad que estos movimientos negacionistas se propaguen de manera tan rápida. Hay estudios que permiten entender cómo se dan estos fenómenos y, hasta cierto punto, como combatirlos y creo que lo que ha ocurrido es que la comunidad científica no siempre ha tenido suficientes conocimientos en el área divulgativa o suficiente cercanía con la población en general ni se le ha dado espacio suficiente en los medios tradicionales. A veces mueve más una noticia del género del corazón, de los famosos, etc., que noticias más enfocadas a la problemática científica o sobre los avances de la ciencia… Entonces creo que, en ese sentido, todavía hay una labor muy importante por parte de la comunidad científica de democratizar el conocimiento y de promover la divulgación. La situación de desinformación a causa de la pandemia nos ha indicado que hay que formar divulgadores y que hay que tener un cuerpo especializado que nos ayude a difundir el conocimiento científico y que se mantenga un rigor. Hay todavía muchas oportunidades en ese sentido y la propia comunidad científica debe acercarse un poco más y empezar a tender puentes.
Kalaumari Mayoral recibe el diploma del IV programa de Liderazgo Iberoamericano
P: ¿Qué te llevas de este programa?
R: Este programa me ha parecido muy interesante. Me llevo recuperar alguna de nuestras raíces culturales y tener la oportunidad de conocer algunos aspectos comunes de nuestra cultura iberoamericana. Me llevo también la oportunidad de intercambiar y establecer objetivos comunes con otros compañeros que trabajan en distintas áreas y pueden complementarse. Creo que estas alianzas y colaboraciones son muy valiosas puesto que existen pocos espacios donde se da una conexión de líderes de toda Iberoamérica, además de conocer algunos modelos establecidos aquí en España que podríamos replicar en nuestras comunidades. Este programa me ha permitido ampliar mi visión, identificar objetivos comunes y pensar en proyectos y colaboraciones que puedan transcender y, de alguna forma, generar algún beneficio local o internacional. Si eso se logra en los próximos meses me sentiría satisfecho y espero seguir colaborando y trabajando juntos.