Los nuevos modelos de gobernanza y los cambios en la relación del individuo con la política y el ejercicio del poder ha sido el tema principal de la ponencia impartida por Rafael Rubio, profesor de Derecho Constitucional en la Universidad Complutense, miembro de la Comisión de Venecia, y experto en tecnología y democracia; transparencia y participación; lobby y derecho electoral, en la tercera sesión del programa de Liderazgo Iberoamericano.
Partiendo de la idea de que existe una crisis de intermediación que afecta al ejercicio de poder de forma muy particular, el profesor ha explicado las grandes brechas que se han abierto en los partidos, al perder, tanto la capacidad de gestión, como la deliberación y la evaluación interna.
Los personalismos, los procesos de primarias, el exceso de protagonismo de la comunicación y el márketing no han fortalecido las democracias, sino al contrario, obligando a la política a hacer un ejercicio de adaptación a los cambios futuros.
Usando dos ejemplos muy gráficos, la extinción de los dinosaurios y la desaparición de las monarquías en determinados países del mundo, el profesor Rubio ha explicado que la supervivencia no significa transformar radicalmente los partidos, sino que éstos sean capaces de adaptarse a las nuevas atmósferas y a los cambios sociales.
No obstante, ha llamado a no sobrevalorar la capacidad transformadora de la política, y más en América Latina, donde quizá se confía demasiado en que ésta sea la única fórmula para cambiar la sociedad. “Aunque tiene un gran poder para deslumbrar, la capacidad de la política de cambiar las cosas es relativa”, ha dicho. Por eso, además de aumentar la cultura política de los países, también es necesario fortalecer la sociedad civil que sí tiene posibilidad de transformar muchas realidades.
El resto de la jornada ha estado dedicada a una sesión práctica sobre liderazgo sistémico, de la mano de Inmaculada González Armero, fundadora de Systemicall.
El liderazgo sistémico es aquel en que el líder es capaz de sentir y entender que todos formamos parte de un sistema, con múltiples subsistemas y que, en estos sistemas, los actos de cada elemento afectan a todo y a todos. Desde este supuesto, el líder sistémico se pone al servicio del resto de colaboradores, liderando desde su ser y no desde su ego.
En esta dinámica han reflexionado sobre cómo se ven en sus entornos y que pueden aportar en sus campos vitales, laborales y profesionales.