El Defensor del Pueblo es una de las visitas obligadas dentro del programa de liderazgo iberoamericano. Porque es la institución encargada de defender los derechos fundamentales y las libertades públicas de los ciudadanos cuando éstos se puedan ver menoscabados por los poderes públicos, y porque, aunque existen figuras similares en distintos países del mundo, el español tiene características específicas, como que no que está sujeto a mandato imperativo alguno, no recibe instrucciones de ninguna autoridad, y desempeña sus funciones con autonomía y total independencia.
Cada año atiende a unas 20 mil personas que acuden por asuntos diversos: sanidad o políticas sociales; la educación y la cultura; la vivienda; el acceso al empleo; la seguridad o los retrasos en la Administración de Justicia; la igualdad de trato, migraciones y refugiados; suministro eléctrico, comunicaciones, infraestructuras, etc. Sin embargo, en este último año, la pandemia y su impacto económico han multiplicado por dos el número de quejas y solicitudes presentadas, relacionadas, principalmente, con los retrasos en la asistencia sanitaria o los costes de la energía.
Tras la explicación de las características de esta institución, realizada por Carmen Garandillas, los 15 jóvenes participantes han podido visitar la sede central del Defensor del Pueblo, ubicada en el Palacio del Marqués de Bermejillo, uno de los palacetes más bonitos y mejor conservados de la ciudad de Madrid.
La sesión de la tarde ha estado destinada a hablar de los valores éticos del liderazgo a través del cine, de la mano de Tomás Domingo Moratalla, profesor titular de antropología filosófica en la UNED y presidente de la Sociedad Hispánica de Antropología Filosófica.