Con las palabras del presidente de la Fundación Pablo VI, Mons. Ginés García Beltrán y el presidente de Istituto Paolo VI de Brescia, Angelo Maffeis ha arrancado este martes 23 de abril la Jornada Internacional “Hacia una ciudadanía europea participativa” organizada por las dos instituciones en el marco del Seminario permanente ¿Cómo responde Europa? Una jornada para poner en valor el papel relevante del pensamiento social cristiano para la construcción de un proyecto que es mucho más que económico, sino también moral, con la solidaridad y la paz como ejes fundamentales de esta participación.
El presidente de la Fundación Pablo VI y obispo de Getafe, Mons. Ginés García Beltrán, ha expresado el gozo que supone el encuentro, en un acto como este, de estas dos instituciones, que son “herederas del pensamiento y de la obra” de un Papa, que fue, además de otras muchas cosas, un gran “europeísta”, que siguió muy de cerca el progreso de integración europea y que animó a sus protagonistas a afianzarlo y proseguirlo, sin olvidar las raíces de su origen”, dijo parafraseando a Eugenio Nasarre, cuyo recuerdo ha estado muy presente en esta jornada.
Hoy, ha añadido Mons. Ginés García Beltrán, se han visto cumplidos muchos de los deseos de consecución de una Europa unida por los que trabajó San Pablo VI. Sin embargo, hay muchos desafíos, como son “la solidaridad, la preeminencia del bien común sobre los intereses particulares y la conciencia de construir una entidad política, cultural o económica única en vías de formación”, que siguen teniendo clara actualidad. Por eso, cree que es urgente seguir pensando en esta nueva Europa como “espacio de participación para todos los que la formamos, sobre la base de la unidad y la diversidad, del diálogo y la solidaridad”. Y en esto, ha apuntado, las iglesias cristianas tienen mucho que aportar “para despertar el alma cristiana de Europa”.
Por su parte, Angelo Maffeis, presidente del Istituto Paolo VI de Brescia, ha reivindicado el trabajo que realizan las dos instituciones “con fidelidad creativa por rescatar la herencia del pasado y custodiarlo para el futuro”.
Tras las palabras de apertura de Jesús Avezuela y Domingo Sugranyes, directores, respectivamente de la Fundación Pablo VI y del Seminario Permanente ¿Cómo responde Europa? ha arrancado la primera sesión de la jornada, moderada por Belén Becerril, profesora del Instituto de Estudios Europeos de la Universidad CEU San Pablo VI, en la que Simona Negruzzo, profesora de historia moderna de la Universidad degli Studia di Pavia, ha hecho un repaso por el pensamiento de Montini y su contribución a una “auténtica reconciliación” en el contexto europeo de posguerra.
La construcción europea de la postguerra en el pensamiento del Papa Pablo VI
Inspirado en autores como Hilaire Belloc, Antonio Rosmini y Romano Guardini y confortado por las enseñanzas de Pío XII y Juan XXIII, dos papas "europeos", Pablo VI concibe Europa como “un continente de paz y solidaridad”, que no puede percibirse solo como una alianza comercial, sino desde el compromiso y la solidaridad con los pueblos más pobres. Para Montini, afirma Negruzzo, “el objetivo de una paz verdadera debía alcanzarse no sólo interrumpiendo las hostilidades, sino también superando los odios y resentimientos mutuos derivados de las guerras que habían marcado Europa en la primera mitad del siglo XX”. Y a partir de ahí, apostar por el diálogo, la solidaridad y la progreso de los pueblos.
Asimismo, Pablo VI no concibe Europa sin esa dimensión cultural y espiritual, que son el “suplemento del alma” del proyecto de integración. “Siguiendo los pasos del Papa Pacelli, Pablo VI consideraba la fe cristiana como el alma de Europa, y el cristianismo como patrimonio y herencia de la historia europea y su criterio de unificación”. Y sobre esa base se debe impulsar también su ampliación hacia el Este, “abriéndose a las perspectivas del mundo”, desde la solidaridad y apostando también por un “progreso moral y espiritual”.
Hoy, ha concluido Negruzzo, ese Europa soñada por Pablo VI debe estar “cada vez más unida para servir mejor al progreso de los pueblos menos afortunados, trabajando también para preparar junto con los países del Este, provisionalmente separados, un futuro común y fraterno”.
El proyecto de Pablo VI para España
La ponencia de Simona Negruzzo fue respondida por Juan María Laboa, sacerdote, historiador y gran conocedor de la figura del papa Pablo VI y su relación con España. Una relación marcada, desde los primeros años del régimen franquista, por la “sospecha”, por su formación francesa, por su cercanía a la Democracia Cristiana italiana y por el hecho de ser considerado Montini mariteniano, “lo que constituía un estigma y un peligro para el mundo franquista, a causa de las opiniones del filósofo sobre el alzamiento de Franco y la guerra civil originada”.
En su intervención, Laboa ha repasado los episodios más tensos de esta relación con el régimen, uno de ellos en el año 1962 cuando envió a Franco, a petición de los universitarios milaneses, un telegrama en el que le pedía clemencia para unos estudiantes y obreros condenados, argumentando que “una nación católica no puede aceptar la condena de vidas humanas”.
No era desconocido que Montini quería España “una Iglesia liberada de la política”. Para ello se apoyó en una serie de colaboradores, como fue el cardenal Tarancón, y “el espíritu de tantos católicos y sacerdotes que buscaron conciliar a la Iglesia con la modernidad". Y este influjo fue “determinante en cierto sentido para que la Iglesia española influyese activamente en la Transición, es decir, en la llegada de la democracia a España”.
Por eso, el profesor Juan María Laboa ha querido terminar su intervención reclamando el agradecimiento de la “España democrática” y de “toda la Iglesia española” por “haberse mojado” por aceptar no ser tan popular en determinados aspectos para ser conciliar y “esforzarse de manera ejemplar en interpretar lo que papa Juan llamaba “los signos de los tiempos”.