16/06/2025
Presentación de libro
Cosas que he aprendido de gente interesante. Filosofía, política y religión

Julián Carrón: “el cristianismo, amando la libertad, solo puede enriquecerse”
El sacerdote y teólogo reflexiona con Amelia Valcárcel sobre cómo “Vivir sin miedo en la era de la incertidumbre”, durante la presentación del libro “Habitar nuestro tiempo” en la Fundación Pablo VI
Se dice que vivimos en un cambio de época. Algunos de los grandes pensadores de nuestro siglo apuntan a una crisis antropológica, a una pérdida de los valores ilustrados y al final de la cristiandad. Las cifras hablan de una religiosidad a la baja. Según el último CIS, en España el 58,4% se declara católico, mientras que los no creyentes, suman el 36,1%. Pero de este porcentaje de católicos, solo el 19,3% profesa la fe y la practica.
Hace unos años, era extraño en ciertos sitios de España que no hubiera un sacerdote, religioso o religiosa entre los miembros de una familia, especialmente en el norte. Hoy, muchos han perdido todo contacto con la institución religiosa y los sacerdotes deben atender simultáneamente a unas iglesias a las que cada vez asiste un número menor de feligreses.
Sin embargo, “las nuevas formas de religiosidad estallan por todas las esquinas”, tal y como explica el periodista Fernando de Haro en el prólogo del libro “Habitar nuestro tiempo. Vivir sin miedo en la era de la incertidumbre”, que se presentó el día 12 en la Fundación Pablo VI. En él, tres pensadores de nuestro tiempo, el filósofo canadiense Charles Taylor, el obispo anglicano Rowan Williams y el teólogo Julián Carrón, reflexionan sobre cómo mantener la esperanza en tiempos de incertidumbre como los que vivimos actualmente. Unos tiempos que pueden ser una oportunidad para redescubrir lo genuino de la fe y emprender una búsqueda auténtica de sentido.
El propio Julián Carrón, en una intensa conversación con la filósofa Amelia Valcárcel, ahondó en esta idea de la esperanza que emerge como una oportunidad frente a la incertidumbre. “Creo que la crisis actual hace que, paradójicamente, nuestra humanidad emerja con mayor claridad. El contexto en el que estamos inmersos, caracterizado por una especie de “descomposición” de lo humano, saca a la luz la irreductibilidad última de la persona y desencadena la necesidad de sentido que la caracteriza. Quizá en una época más plana y con menos desafíos no habríamos sentido nuestra humanidad como la percibimos hoy”, dice literalmente en el libro. Amelia Valcárcel, desde una perspectiva menos optimista, puso de manifiesto algunos de los males de nuestro mundo, que es la “hipertrofia” del yo, mientras la soledad y la desesperanza aumentan. Y la fe, que Carrón considera el antídoto esencial para este momento hipercultural que vivimos, no es, según el parecer de Amelia, una ayuda para el “saber vivir. Porque, a lo largo de la historia ha sido estropeada de mil maneras”. De hecho, al contrario de lo que piensa Carrón, no cree que ésta puede ser trasladada sin dar contenidos de cultura. “Necesitamos varias generaciones de reflexión para poder aplicar toda nuestra sabiduría a saber vivir”, dijo.
No obstante, este encuentro con el Dios que vive dentro de cada uno solo puede hacerse, dijo Carrón, desde la libertad. Y en eso, cree que la Iglesia ha tardado en caer en la cuenta. “Creo que el cristianismo, amando la libertad, solo puede enriquecerse”.