El jueves 24 de enero de 2019 falleció el Cardenal Fernando Sebastián. Personalmente, no he tenido la fortuna de compartir con él muchos momentos, pero sí los suficientes como para quedarme fascinado por su magnanimidad y su arrolladora inteligencia.
La primera vez que tuve la fortuna de encontrarme con él, yo era un opositor al Cuerpo de Letrados del Consejo de Estado en la Residencia León XIII, de la Fundación Pablo VI, de la que fue su Presidente. Pero ha sido bastantes años más tarde cuando he tenido la oportunidad de compartir varios momentos con el Cardenal Sebastián. Permítanme detallarles uno de los últimos, con motivo del Congreso Iglesia y Sociedad Democrática que se celebró en nuestra Fundación, en el que el Cardenal Sebastián hizo el discurso de apertura, junto con la Presidenta del Consejo de Estado, Maria Teresa Fernandez de la Vega. La brillante y radiante exposición del Cardenal Sebastián fue mucho más que un discurso. Fue su testamento vital, como si conociera que podía ser una de sus últimas intervenciones delante de una buena parte de los obispos de la Conferencia Episcopal Española y de la Sociedad Civil. En el seno de ese Congreso, fueron varios los momentos que compartí con él no permitiendo que le diera las gracias sino dándomelas siempre él. En una de esas ocasiones sacó de su carpeta el discurso y me dijo, gracias por permitir que la Fundación Pablo VI sea ese centro de encuentro para todos y no olvides nunca este párrafo: “Tenemos que aprender a convivir respetándonos y hasta estimándonos mutuamente. Nuestro camino es el diálogo sincero y permanente. Nos conocemos poco. Nos hemos juzgado y criticado demasiado. Tenemos que hacer un acto expreso de aceptación de los diferentes, sin negarles honestidad y buena voluntad. Hemos de crear lugares y momentos de encuentro, entre instituciones y personas. En las ciudades, en los centros civiles, en las parroquias tendrían que multiplicarse los encuentros entre creyentes y no creyentes, representantes de la Iglesia y de la sociedad civil para analizar juntos los problemas comunes y debatir honestamente las mejores soluciones para el bien de todos”.
Muchas gracias Cardenal Sebastián por la oportunidad que me dio al conocerle y por todo lo que he aprendido de usted.
Jesús Avezuela
Director General de la Fundación VI