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Objetivo

El seminario tiene como objetivo identificar tendencias en la evolución del trabajo, su productividad, su organización, su contenido y su futuro, actualizando la problemática ética sobre la dignidad del trabajo y su significado en una perspectiva de desarrollo humano.

En el programa anterior se abordó la temática del futuro del trabajo ante los efectos de la automatización, la robotización y la inteligencia artificial. En esta nueva etapa, se ha propuesto seguir indagando en estos mismos factores y en otros aspectos que se unen a la evolución tecnológica y transforman el trabajo desde los años 80 del siglo pasado: acceso femenino al empleo, desregulación, globalización, evolución demográfica, organización empresarial, entre otros, creando una dualidad entre empleos más protegidos de tipo “tradicional” y trabajos efímeros y menos protegidos.

El debate ha abordado, en particular, los tipos de empleo flexibles, precarios o efímeros (aún minoritarios en la sociedad, pero significativos); las fórmulas contractuales flexibles, por proyectos o por períodos, con condiciones de trabajo autónomo y autorregulado; las experiencias de servicios o producción low cost; así como nuevas fórmulas de cooperación y libre asociación. Se analizaron estas realidades en sí mismas, su localización, su impacto en grupos de edades y grupos sociales, así como la evolución que se producen en las actitudes, por extensión, en ambientes de trabajo más tradicionales. La reflexión estuvo dirigida también a entender, en este nuevo contexto, la evolución del diálogo social y los cambios en las organizaciones representativas de los interlocutores sociales.

Para una reflexión ética actualizada, se tuvo en cuenta especialmente la permanencia de muchos trabajos necesarios, pero mal remunerados, así como el amplio campo del trabajo no remunerado, sin valor monetario directo y sin reflejo estadístico.

Se han tenido siempre presentes tres dimensiones, entre las cuales se intenta diseñar un camino coherente hacia el horizonte del bien común:

  • un elevado concepto moral del trabajo digno como participación en la creación, como propone entre otros la tradición cristiana,
  • la nueva cultura de realización “subjetiva” y las perspectivas de “desaparición del trabajo” por la digitalización,
  • la realidad social española, obstinadamente insatisfactoria, marcada por un elevado desempleo, el desempleo juvenil, los bajos salarios de ciertas profesiones indispensables y el incremento de condiciones de trabajo precarias.

Todo ello sin olvidar otros aspectos claves del contexto socioeconómico actual, como las consecuencias de la transformación del trabajo en los niveles y las características del consumo, así como los cambios necesarios, tanto en la producción como en el consumo, para acompañar la descarbonización y el control del cambio climático.

 




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