Mañana entra en vigor en nuestro país Ley Orgánica 3/2021, de 24 de marzo, de regulación de la eutanasia, que supone el triunfo de la razón subjetiva sobre la razón objetiva. La dignidad humana y la calidad de vida no deberían estar sujetas a condiciones subjetivas atribuidas por la propia persona ni por su entorno.
Desde la Fundación Pablo VI queremos expresar públicamente que seguimos comprometidos con el alivio del sufrimiento y el cuidado de la vida, defendiéndola como un bien y un valor fundamental sobre el que se sustenta la convivencia social.
Frente a una cultura del descarte en torno al sufrimiento y el morir, propugnamos una cultura de la vida y de la fraternidad universal, donde todos tienen cabida, también los más débiles, dependientes o vulnerables.
Queremos también expresar nuestra solidaridad con todas las instituciones asistenciales católicas (hospitales, residencias de ancianos y residencias para personas con discapacidad) que trabajan a diario para cuidar de los más frágiles y vulnerables de nuestra sociedad, al tiempo que exigimos al Gobierno español la promulgación de una ley de cuidados paliativos y la suficiencia presupuestaria para su aplicación y la de la Ley de la Dependencia.
Sin esta dotación a los cuidados paliativos y a la Ley de Dependencia no hay alternativa ni posibilidad de elección. Como se pregunta el oncólogo Paco Barón en este artículo, ¿cómo se puede basar la eutanasia en un derecho a elegir cuando no existe el derecho a hacerlo?
José Ramón Amor Pan
Coordinador del Observatorio de Bioética y Ciencia
de la Fundación Pablo VI