Por su especial importancia y por la amplia proyección internacional que van a tener, nos hacemos eco de dos documentos sobre el final de la vida que han sido hecho públicos en los últimos días.
En primer lugar nos referimos a la Declaración sobre la Eutanasia y el Suicidio con Ayuda Médica que acaba de adoptar la Asociación Médica Mundial en su 70ª Asamblea General, celebrada del 23 al 26 de octubre en Tbilisi (Georgia), en la que se reafirma la postura negativa respecto a ambas prácticas y la moralidad del derecho a renunciar al tratamiento. Aunque no es la mejor de las traducciones posibles, el texto es el que recoge la propia web de la AMM:
- La AMM reitera su fuerte compromiso con los principios de la ética médica y con que se debe mantener el máximo respeto por la vida humana. Por lo tanto, la AMM se opone firmemente a la eutanasia y al suicidio con ayuda médica.
- Para fines de esta declaración, la eutanasia se define como el médico que administra deliberadamente una substancia letal o que realiza una intervención para causar la muerte de un paciente con capacidad de decisión por petición voluntaria de éste. El suicidio con ayuda médica se refiere a los casos en que, por petición voluntaria de un paciente con capacidad de decisión, el médico permite deliberadamente que un paciente ponga fin a su vida al prescribir o proporcionar substancias médicas cuya finalidad es causar la muerte.
- Ningún médico debe ser obligado a participar en eutanasia o suicidio con ayuda médica, ni tampoco debe ser obligado a derivar un paciente con este objetivo.
- Por separado, el médico que respeta el derecho básico del paciente a rechazar el tratamiento médico no actúa de manera contraria a la ética al renunciar o retener la atención no deseada, incluso si el respeto de dicho deseo resulta en la muerte del paciente.
Por otra parte, el 28 de octubre se firmaba en Roma la denominada Declaración conjunta de las religiones monoteístas abrahámicas sobre las cuestiones del final de la vida: católicos, musulmanes y judíos unidos en su rechazo a la eutanasia y al suicidio asistido: “Nos oponemos a cualquier forma de eutanasia -que es el acto directo, deliberado e intencional de quitar la vida- así como al suicidio asistido médicamente-que es el apoyo directo, deliberado e intencional al suicidarse- porque contradicen fundamentalmente el valor inalienable de la vida humana y, por lo tanto, son actos equivocados desde el punto de vista moral y religioso, y deberían prohibirse sin excepciones”.
Con la misma intensidad llaman a promover los cuidados paliativos: “Todo paciente en fase terminal debe recibir la asistencia paliativa mejor y más completa posible: física, emocional, social, religiosa y espiritual. El campo relativamente nuevo de los cuidados paliativos ha hecho grandes avances y es capaz de proporcionar un apoyo integral y eficiente a los pacientes terminales y a sus familias. Por lo tanto, fomentamos los cuidados paliativos para el enfermo y su familia al final de la vida. Los cuidados paliativos tienen como objetivo conseguir la mejor calidad de vida a las personas que padecen una enfermedad incurable y progresiva, cuando ya no es posible la cura. Expresan la noble devoción humana de cuidar de los demás, especialmente de los que sufren. Los servicios de cuidados paliativos comportan un sistema organizado y altamente estructurado para la prestación de cuidados y son fundamentales para la realización de la misión más antigua de la medicina: cuidar al enfermo incluso cuando ya no hay cura. Animamos a los profesionales y a los estudiantes a que se especialicen en este campo de la medicina”.