05/02/2025
Presentación del libro de María Lladró: “Las siete carpetas de Angelique. Un relato sobre la ética en la empresa”
19/02/2025
Presentación del libro “El trabajo se transforma”
05/02/2025
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En la segunda década del siglo XXI, y ante esa "fuerza irresistible que ha llegado a dominar la vida, las esperanzas y los miedos de todos los individuos: la “globalización" (R. Dahrendorf), siguen vigentes en la Fundación Pablo VI, que ha heredado y continúa apostando, bajo los mismos impulsos y en busca de similares objetivos, por el espíritu de atención y servicio a la sociedad y el interés en responder positivamente, desde la "reflexión" y desde los "proyectos", a la persistente llamada a la "acción" que caracterizó, a lo largo de su jugosa vida, al cardenal Ángel Herrera.
La "acción" hoy es, por supuesto, más compleja, más plural y poliédrica, y más rica en matices, en proyectos y en posibilidades; y la "nueva sociedad" viene exigiendo e impulsando - como señalaba San Juan Pablo II a los miembros de la Fundación Vaticana Centesimus Annus-Pro Pontífice, al interesarse por los "procesos de globalización de los mercados y de las comunicaciones"- "un fuerte sentido de lo absoluto y de la dignidad de todas las personas, el principio de que los bienes de la tierra son destinados a todos, un sentido de la justicia global, una toma de conciencia de la interdependencia estructural de las relaciones entre los hombres más allá de las fronteras nacionales, el compromiso por la justicia y por la paz en un mundo "signado por tantos conflictos y por intolerables desigualdades sociales y económicas".
El "déficit" social del crecimiento económico actual necesita, y con prisas, pistas de solución, de prevención y de provisión idóneas, que aquí deberían ser estudiadas y expuestas y no sólo desde el punto de vista ético, sino también filosófico, económico y social.
El gran debate con que acaba el siglo - señalaba R. Daharendorf, al referirse al siglo XXI - se resume en "los valores morales y su papel en los negocios, la política y la vida cotidiana"; y acababa considerando los "tres factores que han surgido respecto al modo de enfocar el mundo: La vuelta a la "utopía", una de las mayores víctimas del siglo XX; la "nueva moralidad" para las generaciones futuras que acuden al "principio de responsabilidad" para responder a la "sociedad en peligro" en que vivimos; y la réplica a las baldías fórmulas de relativismo, fundamentalismo y puritanismo que parecen imponerse. La riqueza, la libertad y la solidaridad, actuando de consuno, podrán conseguir o al menos aproximarse progresivamente a unos mundos cuya identidad responda a la integración de "prosperidad" y "cohesión social".
Las líneas de la democracia cristiana
Son precisamente éstos los principios y los objetivos permanentes, desde el nacimiento del Instituto Social León XIII, en perfecta correlación con el pensamiento y la trayectoria que León XIII pretendió conseguir. Las ideas permanecen actuales y válidas; los medios están igualmente en escena; y lo que ha de hacer viable el logro de objetivos, siempre renovables al hilo del proceso social, será la “imaginación” y la “generosidad” de las personas, junto a los nuevos "modelos" organizativos a aplicar.
Se estructura entonces, bajo la mirada, y mediante la colaboración directa de obispo de Málaga, un cuerpo doctrinal, una "doctrina política de la democracia cristiana", deducible de su adecuación a las encíclicas pontificias y a sus principios programáticos, que cabría resumir o sintetizar, conforme al más estricto seguimiento de los documentos papales, en los siguientes:
José Sánchez Jiménez
Doctor en Historia UCM