La crisis del coronavirus ha demostrado que la enfermedad, la muerte y el miedo no conoce fronteras. En un momento de opulencia, en el que una mitad del mundo vive casi al margen de lo que ocurre en la otra mitad, un virus con alta capacidad de propagación ha puesto en jaque a la humanidad entera, demostrando que el ser humano es vulnerable, incluso en medio de la abundancia.
Nacida en Orihuela en 1958, Cristina Antolin es médico. Es también religiosa dominica. Desde 2017 es la Priora General de su orden, la Congregación de Santo Domingo. Ambas vocaciones, la médica y la religiosa, hacen que estos días esté trabajando como voluntaria en un hospital madrileño. Porque ella sabe mucho de lo que es gestionar una crisis sanitaria en países donde las epidemias y las muertes por falta de recursos son el día a día (ha trabajado 30 años como médico en África, la mitad de ellos en Camerún). Pide que esta emergencia nos ayude a salir de nuestro “egoísmo”, a mirar más allá y a comprender que el derecho a la salud y al bienestar no puede depender del lugar donde se nace.