La crisis del coronavirus plantea innumerables dilemas éticos en el ámbito de la discapacidad intelectual. No sólo desde el punto de vista médico y asistencial, sino también en el ámbito económico y laboral. Si no son pocos los problemas de las personas con discapacidad intelectual para acceder a un puesto de trabajo en circunstancias normales, la crisis económica que derivará de esta pandemia puede agudizarlos aún más.
La Fundación A la Par es una de las entidades más grandes, creativas e innovadoras en la atención a las personas con discapacidad intelectual en nuestro país. Creada por Carmen Pardo-Valcarce en 1948, trabaja desde su origen por la participación en nuestra sociedad de este colectivo, diseñando apoyos donde se encuentran barreras.
Su Presidenta Ejecutiva, Almudena Martorell Cafranga, comparte con nosotros la experiencia que están viviendo en este tiempo en el que se han visto obligados a reducir drásticamente algunas de sus actividades y a reforzar otras consideradas trabajo esencial en este momento, como son la desinfección y la mensajería, cubiertas casi en su totalidad por personas con discapacidad intelectual. ¿Protegerles es privarles de la posibilidad de trabajar en esta actividad esencial? ¿Es la condición de discapacidad un motivo para decidir que no hagan aquello que les hacen sentirse útiles, si lo hacen con todas las garantías y protocolos de seguridad?
Almudena Martorell es Doctora en Psiquiatría por la Universidad Autónoma de Madrid, Licenciada en Psicología por la Universidad Pontificia de Comillas y MBA por el Instituto de Empresa.