Hace justo un año nos dejaba una de las figuras clave de la Iglesia en España. El que fuera presidente de la Fundación Pablo VI durante 6 años (2004-2010), Cardenal Fernando Sebastián, fallecía el 24 de enero de 2019 a causa de un ictus. Toda su vida había estado al servicio pastoral, espiritual e intelectual de la Iglesia, siendo parte activa y protagonista en los momentos clave de la Transición española, junto al Cardenal Tarancón.
Unos meses antes de su muerte, el 3 de octubre de 2018, inauguró el Congreso “La Iglesia en la Sociedad Democrática” con un discurso que podría considerarse como su testamento intelectual y que cobra hoy especial sentido. Con firmeza y brillantez reivindicó no sólo el papel que la Iglesia tuvo en la construcción de la Democracia en nuestro país, sino el que debe jugar hoy, con una actitud de diálogo permanente, sin partidismos, ni localismos y sin miedo a la libertad.
“La Iglesia no es una amenaza para la democracia ni para las libertades de los ciudadanos, dijo, sino una defensora convencida de las libertades y los derechos de las personas, de todas las personas, desde su concepción hasta su muerte. Disentir no es traicionar sino colaborar”. Por eso, continuó “tenemos que aprender a convivir respetándonos y hasta estimándonos mutuamente”, desde el “diálogo sincero y permanente”. (…) “desde la aceptación de los diferentes, sin negarles honestidad y buena voluntad”. Para ello, es necesario crear lugares y momentos de encuentro, entre instituciones y personas: “en las ciudades, en los centros civiles, en las parroquias, afirmó, tendrían que multiplicarse los encuentros entre creyentes y no creyentes, representantes de la Iglesia y de la sociedad civil para analizar juntos los problemas comunes y debatir honestamente las mejores soluciones para el bien de todos”.
Busquemos el diálogo, huyamos de la confrontación, sepamos reconocer y evitemos los ruidos que enturbian las relaciones humanas. Seamos, como pidió el Cardenal Sebastián “ciudadanos leales, colaboradores eficientes en la construcción permanente de una sociedad cada vez más humana, más justa y más feliz”.
Sandra Várez González
Directora de Comunicación de la Fundación Pablo VI