De forma mucho más ágil y menos costosa que las técnicas utilizadas hasta ahora, CRISPR permitirá en un futuro, que casi ya es presente, intervenir a modo de «tijera genética» eliminando los genes defectuosos y reemplazándolos por otros saludables, curando enfermedades o corrigiendo deficiencias genéticas que hoy alteran gravemente la calidad de vida de las personas y ponen en riesgo sus vidas. Esa intervención sobre el genoma podrá darse también sobre células germinales, en el contexto reproductivo, o en especies animales y vegetales. Del mismo modo, permitirá modificar genes con finalidad de mejora o simplemente de preferencia o elección de caracteres genéticos, fuera del ámbito terapéutico, entrando en el terreno del llamado «posthumanismo» o mejora de los humanos.
El lector de esta publicación de la Fundación Grifols tendrá una visión bastante completa de un tema nada fácil pero que estará presente en el contexto de la atención a la salud en los próximos años. Es bueno conocerlo para poder formarse un criterio propio sobre sus usos y aplicaciones.
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