Con este breve documento de la Pontificia Academia para la Vida, elaborado conjuntamente con el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, la Santa Sede pretende subrayar la urgencia de repensar la atención a las personas mayores, algo en lo que también venimos insistiendo en los últimos meses desde este Observatorio de Bioética y Ciencia.
El COVID-19 ha encontrado en los ancianos -sobre todo en los institucionalizados- las víctimas más numerosas. El número de muertos es brutal en su crueldad: como señaló el presidente de la Academia en la presentación de este documento, “una verdadera masacre de mayores".
Una investigación de la Universidad de Tel Aviv sobre los países europeos ha puesto de manifiesto la relación directamente proporcional entre el número de camas en las residencias de ancianos y el número de muertes. En todos los países la proporción es siempre la misma: a medida que aumenta el número de camas, también aumenta el número de muertes entre sus residentes. No es una casualidad. Lo que ha sucedido no se puede liquidar con una búsqueda inmediata de chivos expiatorios, es cierto, pero tampoco cabe un silencio culpable y sospechoso.
Es urgente repensar globalmente la cercanía de la sociedad hacia las personas mayores. Hay mucho que revisar en el sistema de atención y asistencia a los ancianos. Es necesario un serio replanteamiento no sólo de los geriátricos sino de todo el sistema de atención a la inmensa población de personas mayores que caracteriza a todas las sociedades actuales.
De la pandemia vamos a salir o mejores o peores, eso está claro. Que vayamos para uno u otro lado depende en gran medida de nosotros y de cómo empecemos ya desde ahora a construir el futuro. Esta nota -la tercera que la Academia publica en relación con la pandemia- se propone ayudar a construir un nuevo futuro para las personas mayores en la sociedad. Lo hace como voz profética.
“Una sociedad que sabe aceptar la debilidad de los ancianos es capaz de ofrecer a todos esperanza para el futuro”, afirma con razón la Pontificia Academia. Y en otro momento: “El paradigma que pretendemos proponer no es una utopía abstracta o una reivindicación ingenua, sino que puede alimentar y nutrir nuevas y más sabias políticas de salud pública y propuestas originales de un sistema de bienestar más adecuado a la vejez. Más eficaz, así como más humano”.
Sueños y ternura. De eso se trata. De proponer una Bioética global, afectiva y efectiva. Lean el documento. Contribuyan a su difusión. Y, sobre todo, generemos entre todos una auténtica cultura de la vida y la dignidad humana que a nadie descarte, bien al contrario, que a todos respete, promueva e incluya.
La vejez: nuestro futuro (Documento íntegro)
José Ramón Amor Pan
Coordinador del Observatorio de Bioética y Ciencia
Fundación Pablo VI