El principal conflicto ético que se plantea en el ámbito sanitario surge cuando una mujer maltratada nos pide, apelando a la confidencialidad, que no comuniquemos el hecho a la autoridad judicial.
La violencia de género es injusta y maleficente. En consecuencia, también será maleficente, por parte del profesional sanitario, cualquier actitud pasiva, de inhibición, de omisión o de falta de diligencia en su investigación...